Elena Romero Vargas

Las dietas no tienen por qué estar enfocadas a una pérdida de peso. Es más, en los últimos años, las dietas más populares son aquellas que se centran en mejorar tu bienestar y hacerte sentir mejor contigo misma. Una de las tendencias que mejor lo ilustran es la
dieta Hunza, un plan que aunque ahora esté de moda, tiene su origen en una población milenaria donde la esperanza de vida de sus habitantes supera los 100 años.

Esta población se ubica en el valle del Hunza, una región de Pakistán que desde hace muchos años está en el punto de mira de los expertos por la longevidad de sus habitantes y la buena salud de la que gozan. Su apariencia física es similar a la caucásica, y su aspecto goza de tal lozanía que muchos han llegado a pensar que ostentan el secreto de la eterna juventud. Pero no solo están perfectos por fuera: su salud es envidiable, y el truco se encuentra en su estilo de vida y su alimentación.

Su dieta tiene una base vegetariana muy pobre en proteínas y rica en hidratos de carbono. Consumen, principalmente, alimentos crudos como frutos secos, verduras, frutas o semillas, y la complementan con alimentos ricos en prebióticos como el yogur, el kéfir o las verduras fermentadas. Los alimentos procesados brillan por su ausencia, y en su mayoría la alimentación es autoabastecida, por lo que además de ser beneficiosa para la salud es también muy económica y fácil de hacer.

La dieta Hunza incluye un porcentaje de carne muy pequeño que se reserva a ocasiones muy puntuales. Esto se debe a que la disponibilidad de la carne no es tan alta como para convertirse en un alimento principal en la dieta. Gracias a ello, esta dieta es muy baja en proteínas y en grasas saturadas, lo que ayuda a prevenir afecciones como el colesterol, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes, típicas en Occidente por su tipo de alimentación.

Beneficios de la dieta Hunza

Los habitantes del valle de Hunza no solo conservan un
aspecto envidiable y juvenil hasta edades muy avanzadas, también gozan de una forma física espectacular gracias a su alimentación y a su estilo de vida activo. El deporte y el trabajo se llevan a cabo hasta edades que en Occidente se consideran edad avanzada.

Semillas/PEXELS

Este estilo de vida aporta múltiples beneficios a la salud física y mental. El valle del Hunza recibe el sobrenombre de «
valle feliz» porque sus habitantes se caracterizan por su buen humor y por su falta de estrés, cosa que está íntimamente ligada a cómo viven. Al mantener un ritmo de vida activo tienen muchas menos posibilidades de sufrir ansiedad y, por tanto, todas las consecuencias negativas derivadas de la misma.

Gracias a la cantidad de fibra que se consume en esta dieta, la fluidez del tránsito intestinal está más que garantizada, por la que las digestiones serán menos pesadas y te sentirás mucho mejor después de las comidas. Además, como apenas consumen grasas y no contemplan alimentos procesados en ella, todas las enfermedades derivadas de esta alimentación no existen para ellos.

Cómo hacer la dieta Hunza

El estilo de vida de Occidente, la alimentación a la que estamos acostumbrados y el estilo de vida marcado por el estrés y el frenesí de la rutina dificultan la implantación de este estilo de vida, pero que sea complicado no significa que sea imposible. Eso sí, si quieres sumarte a este secreto de juventud prolongada, ten en cuenta tus circunstancias y necesidades y no te fuerces si no consigues inmediatamente los resultados.

Verduras con legumbres/PEXELS

Empieza por centrarte en la alimentación. Opta por alimentos crudos, ricos en fibra y de origen natural. Reduce el consumo de procesados y azúcares y trata de imitar esta alimentación natural que llevan estos habitantes. Además, trata de reducir el consumo de carne y reservarlo para ocasiones puntuales para que tu dieta no supere la cantidad indicada.

Otro de los pilares fundamentales para cumplir con éxito tu objetivo es llevar un ritmo de vida activo. Si bien tus obligaciones pueden dificultarte este propósito, trata, al menos, en tus ratos libres no caer en las garras del sedentarismo y buscar el movimiento físico en cada momento de tu vida. No tienes por qué reducirte a entrenamientos de gimnasio, aunque no vienen nada mal, sino más bien a moverte más en las tareas más comunes.