Esta semana, en River las lesiones cayeron con un efecto dominó. Primero fue la de Gonzalo Montiel a quién le diagnosticaron mononucleosis, una enfermedad que ya había padecido Roger Federer, y que lo dejará afuera de las canchas un par de semanas.

En los primeros partidos de este domingo frente a Platense, el que salió rápidamente fue Rafael Santos Borré que dejó el campo llorando tras una semana repleta de tensiones debido a su controvertido pase (que él mismo dio de baja) al Palmeiras de Brasil que le ofrecía una suma suculenta en dólares

Y ahora fue Pinola el que encendió las alarmas en el equipo de Marcelo Gallardo. «Me quebré», se le escuchó gritar al defensor a los 15 minutos cuando saltó a cabecear con Tiago Palacios, pasó de largo y, al quedarse sin apoyo, cayó sobre su brazo derecho desprotegido. La imagen fue impactante e hizo pensar lo peor.

El caudillo de la defensa de River, que esta semana había aclarado que no pensaba en el retiro, fue trasladado a la Trinidad de San Isidro donde se confirmó que su antebrazo estaba fracturado. Ahora, Javier Pinola estará entre dos y tres meses afuera de las canchas. Primero, deberá soldarse el hueso fracturado para poder empezar a moverse.

Ahora, el muñeco deberá estudiar cómo reorganiza el equipo para la final del jueves con Racing ante las ausencias de Montiel, Borré y el propio Pinola.