La empresa fue penalizada por incumplir un acuerdo suscrito en 2015, así como por presionar a sus empleados durante las inspecciones de seguridad con respecto a la fabricación de sus aeronaves.

La compañía estadounidense Boeing pagará 6,6 millones de dólares, como parte de un acuerdo alcanzado con la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés), por el incumplimiento de un acuerdo de seguridad previo, así como por otros dos casos que fueron investigados por las autoridades. 

El fabricante de aeronaves tendrá que cancelar 5,4 millones de dólares en sanciones civiles por no haber cumplido con los términos de un acuerdo de 2015, por el cual la empresa pagó ya 12 millones de dólares en multas y adquirió el compromiso de mejorar sus procesos de seguridad, así como de apegarse a las regulaciones federales, informó la FAA a través de un comunicado.

Del mismo modo, la firma estadounidense fue sancionada con 1,2 millones de dólares adicionales por «ejercer presión indebida» sobre los empleados encargados de realizar las inspecciones de seguridad de los nuevos aviones 787, así como por interferir en sus labores.

«Boeing no cumplió con todas las obligaciones determinadas en el acuerdo de conciliación, y la FAA está haciendo responsable a Boeing al imponerle sanciones adicionales», señaló Steve Dickson, administrador de la citada agencia gubernamental. «He reiterado a los directivos de Boeing una y otra vez que deben dar prioridad a la seguridad y al cumplimiento de la normativa, y que la FAA siempre dará prioridad a la seguridad en todas sus decisiones», agregó.

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«Estamos reforzando nuestros procesos de trabajo y operaciones para garantizar que nos hacemos responsables de los más altos estándares de seguridad y calidad», aseguró un portavoz de la compañía. Asimismo, consideró  que el acuerdo logrado «resuelve de forma justa las acciones de sanción civil anunciadas anteriormente, a la vez que da cuenta de las mejoras en curso en los procesos de seguridad, calidad y cumplimiento».

A principios de este año, Boeing accedió a desembolsar 2.500 millones de dólares para zanjar una investigación conducida por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en la que se acusaba a la empresa  por conspiración para engañar a los reguladores federales sobre cuestiones de seguridad de sus aviones 737 MAX, modelo que protagonizó dos catástrofes aéreas poco después de entrar en servicio.

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