Ana Calvo

ANA CALVO

Muchas de nosotras soñamos con tener un vestidor de película en el que ordenar nuestros looks como si de una tienda de lujo se tratara. Carrie Bradshaw y las influencers tienen la ‘culpa’ de nuestros anhelos. Pero es que tenemos tan idealizado el concepto que somos capaces de vender nuestra alma sartorial al diablo (vista de Prada o de Chanel) por unos cuantos metros cuadrados de vestidor.

La que escribe, sin ir más lejos, fue tan inconsciente de cambiar una planta entera de sótano con su marido por un ‘walking closet’ de escasos nueve metros cuadrados. «Hija, no te engañes, eso no es un vestidor, es un armario grande«, se ocupa mi madre de recordarme, no sin falta de razón.

Pero aquí estoy, con mi proyecto de «vestidor» (entre comillas, sí) a cuestas y unos cuantos errores de principiante con aires de grandeza que, espero y deseo, ninguna cometáis como yo he estado a punto de cometer. Por eso, hoy os cuento, en primera persona, las cinco cosas que debéis tener claras antes de poneros manos a la obra.

Propuesta de vestidor modular de Sklum que, además de práctico, es elegante y bonito. / sklum

1. Práctico, mejor que bonito

Volvemos al tema de las altas expectativas deco y los vestidores de película. Esas inmensas habitaciones abiertas, con muchos metros cuadrados y armarios abiertos llenos de diseños de lujo. La realidad es que la mayoría de nuestros vestidores no responden a esa ficción, así que cuando te plantees cómo hacer el tuyo, sé realista y pon por delante lo práctico a lo aesthetic. Si puedes combinar las dos cosas, ¡mejor que mejor!

Vestidor de IKEA con armarios PAX.

2. Sé realista y estudia bien tu armario

Antes de empezar a diseñar tu vestidor, tienes que ser muy consciente de tus necesidades, y eso solo se consigue analizando previamente tu armario: no es lo mismo que esté compuesto de prendas largas que necesiten ir colgadas a una determinada altura que de vaqueros y camisetas que puedas colocar dobladas.

Esta fase de estudio y reflexión nos ayudará a decidir el tipo de soluciones de almacenaje que más y mejor se adaptan a nuestras necesidades reales: armarios, barras colgadoras (¿de una o dos alturas?), burros, baldas, cajoneras, cómodas, estanterías, módulos zapateros…

Propuesta de vestidor bien aprovechado de Leroy Merlin.

3. Toma bien todas las medidas

Después de ser consciente de qué prendas dan forma a tu armario, dedica unas cuantas horas a medir bien el espacio útil de tu cuarto vestidor y, muy importante, a medir tu ropa y cuánto ocupa cuando está bien ordenada. De esta manera, podrás hacer una distrubución más efectiva del espacio y sabrás qué necesitas de verdad y qué tipo de muebles son los más apropiados para ti en función de las prendas que tengas.

Ten en cuenta estos números: como mínimo, necesitas 60 centímetros de profundidad para que entren las perchas, 40 centímetros de altura para la ropa doblada, alrededor de un metro de largo para americanas o pantalones y al menos 70 centímetros para pasar si colocas muebles o armarios enfrentados.

Walk-in closet de IKEA con estructuras BOAXEL. en las paredes.

4. Aprovecha cada centímetro…

… pero no lo abarrotes. En el vestidor, el menos también es más, así que apuesta por el minimalismo de las líneas, sobre todo si el espacio no es muy grande. Eso sí, recuerda que las paredes o los interiores de las puertas de los armarios son geniales para ganar espacio de almacenamiento extra: puedes aprovecharlas para colocar zapateros u organizadores de complementos o joyas.

Vestdior con buena iluminación de Westwing.

5. Coloca al menos un espejo y una luz adecuada

Hemos repasado un sinfín de veces los trucos deco para que nuestra casa parezca más grande, y el vestidor no iba a ser una excepción. Pero es que, en este caso, el uso de espejos y una buena iluminación no solo sirve para ampliar visualmente el espacio, también tiene un plus funcional, ya que son elementos clave a la hora de vestirnos y maquillarnos.

El espejo, siempre mejor que sea de cuerpo entero, para evitar que tengas que hacer escorzos propios de El Greco (o de las modelos de Zara) para verte con el look de pies a cabeza. Y la iluminación, siempre mejor fría, blanca y bien dirigida, para que no distorsione el color real de tus prendas. Si en el vestidor, además, tienes zona de tocador, incorpora un espejo retroiluminado que te permita maquillarte como si dispusieras de luz natural.