Sara Flamenco

Nadie quiere tener estrés, y es normal, ya que además de hacernos muy complicado conseguir un grado de bienestar aceptable, puede incluso ser peligroso para la salud. Pero, ¿sabías que tener un cierto grado de estrés es deseable e incluso beneficioso para tu vida? De ahí que no haya que eliminar el cortisol de tu vida, pero sí controlar sus niveles.

Ahora te llevarás las manos a la cabeza. ¿Cómo que un cierto grado de estrés es saludable? Sí, porque
el cortisol es clave para regular los ritmos circadianos, entre otras cosas, y el estrés sano (o eustrés) te permite sentirte más confiado y capaz de enfrentar las situaciones más desafiantes.

Qué es el cortisol y qué provoca en el organismo

El cortisol es conocida como la hormona del estrés ya que se segrega más activamente cuando nos encontramos expuestos a una situación denominada de lucha o huida. Segregar de manera adecuada esta hormona es beneficioso ya que juega un papel muy importante en ciertas funciones corporales como regular el metabolismo, controlar la presión arterial o actuar en procesos inflamatorios.

El cortisol es producido por las glándulas suprarrenales que se controlan a través del hipotálamo. El problema viene cuando, según una investigación de la Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital McLean, se segrega mucho o poco cortisol, que estas funciones se ven alteradas.

Y es que hoy en día
vivimos intoxicados de cortisol porque nos hemos acostumbrado a vivir con unos niveles de estrés demasiado elevados y constantes, lo que conocemos como estrés crónico. Y las exigencias del día a día no ayudan, generando unas personalidades demasiado perfeccionistas e inseguras, caldo de cultivo para el cortisol.

Porque, aunque no lo creas, el cortisol no sólo se activa ante las cosas reales que te suceden en el día a día, sino también
ante las imaginarias. ¿Qué significa eso? Que cuando te preocupas, prevés situaciones angustiosas que todavía no se han dado o te preocupas por lo que ocurrió en el pasado, también estás
segregando cortisol.

Siguiendo unos hábitos saludables puedes mantener los niveles de cortisol a raya / Foto de Alina Rossoshanska en Pexels.

Y esto pasa factura. Según la Harvard TH Chan School Public Health, cuando los episodios puntuales de estrés se convierten en crónicos, pueden conllevar problemas de salud como alteraciones digestivas, aumento de peso, presión arterial elevada, dolor en el pecho, enfermedad cardíaca, problemas del sistema inmunitario, afecciones de la piel, dolor muscular, interrupción del sueño, insomnio, esterilidad, ansiedad, depresión…

Cinco hábitos para manetener los niveles de cortisol controlados

Mantener los niveles de cortisol en un umbral saludable repercutirá positivamente en nuestra salud física y mental. Éstos son algunos de los hábitos que te ayudarán a conseguirlo:

1. Para y relájate: hay veces que las exigencias del día a día nos engullen pero seguro que hay momentos a lo largo del día en los que puedes parar e intentar
reequilibrarte interiormente. Practica ejercicios de meditación y/relajación, como la respiración abdominal produnda o la visualización de escenas tranquilas.

2. Practica ejercicio: esto no sólo es bueno a nivel físico, sino también mental. Y es que el ejercicio moderado es una manera perfecta de
liberar estrés acumulado. Caminar, el yoga, el tai chi u otras prácticas más intensas como el boxeo o el crossfit pueden ayudarte a eliminar tensiones y, de paso, aprovechar sus otros (muchos) beneficios.

3. Cultiva tus relaciones sociales: Harvard ya lo ha dicho: las relaciones sociales son el pilar fundamental para conseguir la felicidad. ¿Y eso por qué? Porque contar con una red social sana te ayuda a controlar el estrés y a liberar otra hormona llamada oxitocina, que te hace mejorar tu bienestar.

4. Mejora tu descanso: dormir bien, entre 7 y 9 horas, es fundamental para equilibrar los
niveles de cortisol ya que esta hormona es también clave en la regulación de los ritmos circadianos y nos permite levantarnos activos por la mañana y acostarnos cansados y relajados por la noche.

5. Sigue una alimentación saludable: ciertas investigaciones relacionan altos niveles de cortisol con el consumo de
comida rápida y alimentos procesados con altos niveles de grasas y azúcar. Evítalos (o redúcelos al máximo) y pásate a la alimentación mediterránea.