Con apenas un puñado de prácticas, no se le podía pedir a Germán Burgos que su Newell’s hiciera ante Unión todo lo que no hizo en la era Kudelka. Pero esta tarde noche, en el estreno del Mono ante el Tatengue, exhibió algunos aspectos diferentes a lo anterior que le dan lugar a alguna ilusión.

Por la sexta fecha de la Copa de la Liga Profesional, el rojinegro igualó 0 a 0 con los santafesinos. Y si bien no logró festejar su primer triunfo en el torneo, sumó una unidad, volvió a tener la valla invicta después de ocho encuentros y se mostró más serio y combativo que hasta hace pocos días.

El elenco del Mono estuvo concentrado durante los 90 y pico de minutos que duró el partido, mantuvo la disciplina táctica e intentó manejar la pelota, algo que logró en algunos pasajes del pleito. Pero también exhibió sus falencias para hallar la llave que abriera la defensa adversaria y acabó impotente frente a la resistencia de los de Azconzábal.

Con Burgos viviendo todo el partido al borde del campo a pura indicación, Newell’s se mostró más metido, concentrado e intenso. Sin lucidez, pero con una sana intención de ser protagonista. Y dejando hasta la última gota de sudor en la cancha.

En cuanto a lo numérico, la campaña sigue siendo flojísima: 2 puntos de 18. Pero cortó las tres caídas consecutivas como local y volvió a tener la valla invicta después de ocho presentaciones. No es poco para un inicio de ciclo que ilusiona.