Un desayuno saludable y completo pone en marcha el cuerpo y el cerebro como una buena taza de café al lunes. Nos da energía, mejora la concentración y evita los temidos ataques de hambre a media mañana. No se trata de comer cualquier cosa con prisa, sino de darle al cuerpo lo que necesita tras horas de ayuno. Un buen desayuno puede marcar la diferencia entre un día en el que te vas arrastrando de un lugar a otro y uno feliz y con energía
Lo sentimos, pero deberías ir olvidándote de la bollería industrial (o la de la panadería de tu barrio, nos da igual). La leche con cacao y las galletas tampoco son una buena opción. Hay muchos alimentos posibles que pueden formar parte de un desayuno saludable desde el punto de vista nutricional, y el que elijas dependerá de tus propios gustos personales. Pero en lo que no hay duda es en los alimentos que deberías evitar.
Los alimentos que no deberías consumir en el desayuno
La nutricionista Paloma Quintana ha explicado en sus redes sociales los alimentos que no deberías introducir en tu desayuno. Uno de los alimentos que la experta prohibiría es el zumo de naranja, todo un clásico en los desayunos españoles. ¿Y por qué? «Eleva rápidamente el azúcar en sangre, provocando un pico», advierte en el vídeo.
¿Y por qué un alimento aparentemente saludable provoca picos de glucosa? Debido a los azúcares libres presentes en los zumos de frutas, que no se absorben de la misma manera que si consumes la fruta entera. «En una naranja, los azúcares están dentro de las células: cuando la comemos, se liberan lentamente y los absorbemos despacio. En cambio, en un zumo se encuentran fuera de las células, de forma libre», explica.
Otro de los alimentos que la nutricionista no recomienda es el pan blanco. «Al igual que con los zumos, elevan rapidamente el azúcar en sangre haciendo que tengas más hambre a lo largo de la mañana y encima con muchos menos nutrientes«, explica. Puedes probar con una versión integral del mismo, pero siempre es mejor darle una oportunidad a otros cereales, como el centeno, el trigo sarraceno o la espelta kamut.
El siguiente grupo alimentario que Quintana jamás comería en su desayuno, es la bollería y las galletas. «No sólo es negativos sus azúcares, también su grasa de mala calidad que daña tu salud», explica. Si prefieres un desayuno dulce, puedes probar a hacerte tu propio bizcocho en casa con harina de calidad y endulzándolo con dátiles, stevia pura o chocolate del 85%. No es lo mismo, lo sabemos, pero tu paladar se acabará acostumbrando y tu salud te lo agradecerá.
Y el último alimento que jamás recomendaría serían las bebidas energéticas porque tienen «gran cantidad de azúcares, colorantes y un exceso de cafeína que es muy negativo para tu cortisol matutino«. Lo cierto es que es raro que te tomes una bebida energética nada más levantarte, pero cosas más raras se han visto, sobre todo en época de exámentes o cuando tienes que entregar un informe importante en el trabajo.
¿Cómo debería ser un desayuno saludable?
Un desayuno saludable no tiene por qué ser aburrido ni complicado. Lo ideal es combinar distintos grupos de alimentos para obtener energía duradera y nutrientes esenciales. ¿La clave? Equilibrio. Incluir carbohidratos de calidad como pan integral o avena, proteínas como huevos, yogur natural o tofu, y grasas saludables como las del aguacate o los frutos secos. Y si puedes añadir algo de fruta fresca, mejor que mejor: es fibra, vitaminas y sabor en un solo bocado.
Los nutrientes que no deberían faltar en tu desayuno son los que te mantienen activo y de buen humor. Hidratos de carbono para el combustible, proteínas para saciarte y mantener los músculos, y grasas buenas que ayudan al cerebro a arrancar. También es buena idea meter algo de calcio y hierro, por ejemplo con un puñado de semillas o un poco de bebida vegetal enriquecida. Comer bien por la mañana es un gesto pequeño con efecto gigante.