A la hora de decorar la casa, solemos caer en ciertos errores. Muchas veces por desconocimiento, como comprar los muebles sin tener en cuenta la distribución o pensar que la iluminación depende únicamente de las lámparas de techo. Pero también por costumbre y hacer caso a ciertos mitos de decoración que son falsos. Por mencionar algunos, creer que los pisos pequeños solo pueden pintarse de blanco o que las alfombras antiguas y los niños y mascotas no se llevan bien. ¿Te suenan?
La llegada del frío invernal, la estación oficialmente empieza con solsticio de invierno el 21 de diciembre, ha hecho que corramos a encender los radiadores, subamos sus grados y cometamos los mismos errores que el año pasado. Establecer la misma temperatura de día que de noche o cerrar las puertas de toda la casa, para que no se escape el calor, son algunos de ellos, pero no todos. Para reconocer los más usuales y saber cómo solucionarlos, hemos hablado con la interiorista Barbara Aurell, fundadora del estudio Espacio en Blanco.
Como dice la experta, «a menudo creemos que gestionamos bien la calefacción, pero la realidad es que el calor puede escaparse por detalles que pasan desapercibidos. Gestos cotidianos que parecen correctos, incluso lógicos, y que, sin embargo, condicionan el confort real de una vivienda y el consumo energético». Estas son las cinco cosas, según la interiorista, que pensabas que hacías bien y que, sin embargo, provocan que el calor se escape y aumente tu factura.
Abrir las puertas de paso hace que el espacio respire.
PROYECTO BARBARA AURELL
1. Cerrar las puertas de las habitaciones
Si en verano abrimos las puertas de la casa para que haya ventilación cruzada, al llegar el invierno, debemos cerrarlas y blindar las estancias. Lógico, ¿no? Pues no funciona de esta manera. «La intuición dice que, así, ‘guardamos’ el calor, pero muchas viviendas funcionan justo al revés: el aire se estanca, la temperaturano se reparte y la sensación de confortno llega. Un espacio respira mejor cuando el aire también puede hacerlo», señala la fundadora de Espacio en Blanco. Una solución intermedia es cerrar solo las de aquellas habitaciones que no tengan calefacción y dejar el resto abiertas.
2. Cubrir los radiadores o colocar muebles delante
Sí, lo reconocemos. La visión del radiador rompe toda la magia y el estilo del salón, pero antes de pegarle el sofá o cubrirlo con unas cortinas largas y tupidas, prueba a colocar un cubrerradiador o deja libres unos 20-30 cm entre ambos. La interiorista lo tiene claro: «Todos buscamos belleza y orden, pero los radiadoresnecesitanespacio para trabajar. Cuando los tapamos o los escondemos, el calor se queda atrapado y la casa termina gastando más para conseguir menos».
Los cubrerradiadores decoran y dejan que circule el calor.
MAISONS DU MONDE
3. Mantener la misma temperatura de día y de noche
Igual que no necesitas la misma temperatura en todas las habitaciones, el salón más calentito y el dormitorio más fresco, tampoco debes establecer los mismos grados de día que de noche. «La casa no necesita el mismo calor mientras duermes. Bajar unos grados por la noche ayuda a descansarmejor y, además, reduce el consumo sin renunciar al bienestar», aconseja la interiorista. La temperatura ideal de una vivienda en invierno debe oscilar entre los 21ºC y los 23ºC de día y los 17ºC de noche. Ajústala si aún no lo has hecho.
4. Depender solo de la calefacción y olvidarse del aislamiento
«El verdadero confort empieza en la arquitectura», señala Aurell. Aunque, a veces, se nos olvide y prestemos toda la atención a la calefacción o la chimenea. «Una vivienda bien aislada (muros, paredes divisorias, techos y suelos) cambia por completo la manera de vivir el invierno. Si esas capas no están bien resueltas, el calor se fuga antes de que puedas sentirlo». Recuerda que un buen aislamiento no solo se nota en la factura también en el confort. Ponlo en tus prioridades a la hora de reformar tu piso.
Muchas fugas de calor se producen por puertas y ventanas.
PROYECTO BARBARA AURELL
5. No revisar las carpinterías
En muchas ocasiones, no es problema de un mal uso de la calefacción o un mal ajuste del termostato, sino de ciertos detalles que pasamos por alto, pensando que no son importantes. Se trata de desperfectos poco graves que, a la larga, tienen consecuencias, tanto en el confort como en el consumo. ¿Alguna vez has notado que entraba aire frío por debajo de la puerta de entrada? Esa es claramente una señal.
«A veces, la pérdida real está en un pequeño detalle: una ventana mal sellada, una junta que ha cedido, una puerta exterior que ya no ajusta igual. Por ahí pueden escaparse varios grados… y notarse en cada factura», cuenta la experta. Aún estás a tiempo de hacer una revisión general y solucionarlos tú misma. Trucos caseros como sellar el hueco detrás del recogedor de la persiana con espuma aislante o instalar un burlete evitarán que el frío se meta en el interior de tu hogar.












