

Independiente terminó un pésimo semestre con la ilusión al menos de que lo que viene será mucho mejor. Los cuatro triunfos consecutivos que consiguió en el envión final del Torneo Clausura de la mano de Gustavo Quinteros no le alcanzaron para meterse a los Playoffs pero le dieron una vida más para ver si se mete en la Copa Sudamericana 2026 (necesita que Lanús gane la actual edición y que el campeón del Clausura sea algún equipo que ya esté en zona de Copas). Pero, independientemente de esto, Quinteros ya trabaja para moldear a su Rojo de cara al próximo año, con la premisa de pelear por un título sí o sí.
“No bajar la calidad del plantel”, es el principal pedido que el entrenador de 60 años le hizo a la dirigencia de Néstor Grindetti. Quinteros confía en que lo más complicado, que era levantar un plantel anímicamente por el piso, ya pasó. Y que ahora debe empezar a ajustar el armado para la temporada que viene, juegue dos o tres competencias.
Como primera medida, no quiere que le desarmen el plantel. El club de Avellaneda necesitará vender para afrontar obligaciones económicas y sus jugadores más tentadores en el mercado sin dudas son Kevin Lomónaco, Felipe Loyola y Santiago Montiel. Quinteros buscará hablar con ellos para seducirlos de que continúen, pero todo dependerá de las ofertas que lleguen.
Eso sí, si se va alguno, pidió que traer un reemplazo a la altura para sostener la jerarquía. Y, a su vez, terminará de evaluar en estas dos semanas de entrenamientos sin competencia antes de las vacaciones a quiénes tendrá en cuenta, a quiénes no y qué puestos necesita reforzar como prioridad, al margen de las ventas que haya.
Parte del cuerpo técnico viajó a Uruguay para supervisar las instalaciones en Montevideo donde se realizará parte de la pretemporada en enero y se jugarán algunos amistosos. “Hay buen plantel y los jugadores entrenan una fiera. Hay un lindo grupo. El equipo fue de menos a más y empezó a ganar. Lo importante es tener una mentalidad ganadora y Gustavo trata de inculcar eso en todos sus equipos”, se entusiasma alguien que ve el trabajo diario de Quinteros.
Mientras le prenden velas a Lanús, en Avellaneda esperan que el 2026 venga con las alegrías que se le negaron este año.








