El objetivo de Felipe Contepomi es que Los Pumas sean constantes y competitivos contra los mejores. Y para lograrlo sabía que hay que dar pasos haciéndoles sentir a los jugadores lo que estaban dando. En cada uno de esos pasos elevó la vara para que todos pensaran que no está bien retroceder. En el seleccionado, cada jugador debe ganarse el derecho de ser un Puma dando esos pasos. Entonces Contepomi empezó haciéndoles entender también esa cultura que lleva adelante y la hace sentir en el día a día. No es un simple cartel en el gimnasio: se trata de una línea de comportamiento.

Además eligió una forma de atacar que representa al rugby argentino. Frente a Escocia, otra vez Los Pumas fueron intensos en la ofensiva. Así, tras una gran remontada, volvieron a ganar en Edimburgo luego de 16 años, igualaron la estadística con el adversario que ahora es de 13 triunfos para cada equipo y, por si todo eso fuera poco, se aseguraron el sexto puesto en el ranking y Argentina será cabeza de serie en el sorteo mundialista.

Hay que destacar que para atacar con esa intensidad que se manifestó en la segunda mitad del partido pasaron dos años de entrenamientos, de videos colectivos e individuales, de reuniones y de una retroalimentación de las prácticas. Contepomi encontró también precisión en ese momento de la intensidad y ello se logra con la competencia en los entrenamientos. Un gran punto a su favor.

Hay cuestiones para revisar. El primer tiempo fue muy malo -de lo peor en mucho tiempo-, el line no funcionó nunca, los medios titulares no rindieron y Escocia, con un juego básico, se escapó en el marcador en el comienzo del segundo tiempo. Cuando cambió la dinámica gracias, también, a un cambio de actitud, todo se encaminó. Y ahí apareció la otra virtud de Contepomi: supo convencer a sus jugadores para avanzar y crecer.