
sábado 15 de noviembre de 2025
El actor Kevin James tiene un nicho bien definido: la comedia familiar con la representación de un hombre común enfrentado a circunstancias extraordinarias. En Un día fuera de control (Playdate, 2025), esta fórmula no solo se mantiene, sino que se inyecta con una dosis de acción frenética y absurda que la sitúa a la altura de la nueva comedia americana más irreverente.
Brian (Kevin James), un padre desempleado, intenta conectar con su hijo (Benjamin Pajak de La vida de Chuck). Esta misión paternal deriva en un encuentro explosivo con otro padre, Jeff (Alan Ritchson), transformando una aburrida tarde de juegos en una cacería implacable por parte de unos mercenarios.
Esta comedia de acción dirigida por Luke Greenfield, funciona como una buddy movie clásica (película de compañeros). Brian es el personaje típico de James: Torpe, neurótico, y el epítome del padre inmaduro que se queda en casa, lidiando con su propia inseguridad y la falta de vínculo real con su hijo. Es el clown físico, la fuente constante de la tensión cómica.
Por su parte, Jeff (Alan Ritchson) es la antítesis: Musculoso, histriónico, y con un pasado misterioso que desencadena el conflicto. Esta dupla de padres fugitivos es el motor central de la trama, que se apoya en el contraste entre el humor físico de James y la acción cool de Ritchson.
La película usa la comedia como vehículo para explorar un tema central de manera estrafalaria: la paternidad y la conexión padre-hijo en la era moderna. Es cierto que, si se le aplica un análisis riguroso, la trama «no tiene pies ni cabeza». Los giros argumentales son inverosímiles, las explosiones son excesivas y las situaciones rozan lo absurdo.
Sin embargo, su principal virtud es que no se toma en serio a sí misma. Un día fuera de control abraza su propia estupidez y la convierte en estilo.








