

Contra Kazajistán en Córdoba, en 2021; frente a Brasil en Tucumán, en 2022; ante Eslovaquia en Bratislava, en 2023; y versus Brasil otra vez pero en San Pablo, en 2024… Fueron cuatro años consecutivos y cuatro derrotas al hilo del equipo argentino de la Copa Billie Jean King que de nuevo está ante la gran posibilidad de acceder a los Qualifiers del año próximo y no volver a jugar en la zona americana.
En aquel 2021, en la previa del match ante las kazajas que se presentaron con una Elena Rybakina que poco más de un año después ganaría Wimbledon, nada menos, la pregunta era si el nivel de las chicas argentinas era para jugar en América o para aspirar a algo más importante. Estaba claro que ese nivel daba para asentarse en el continente para, con el tiempo, soñar con elevar la vara (aún así la derrota fue por un apretado 3-2).
Hoy los tiempos cambiaron y el tenis nacional femenino puede (y debe) aspirar a algo más. Hay razones que avalan el concepto: la mayor cantidad de jugadoras en el ranking mundial, la presencia de una top 100 y la superior cantidad de torneos que se hacen en nuestro país. Todo ello lleva además a afirmar que Argentina es favorita para superar a Eslovaquia (hoy) y Suiza (el domingo) en el polvo de ladrillo del Córdoba Lawn Tennis, ganar el grupo y ser uno de los siete países clasificados que en abril jugarán para llegar a la instancia final de la máxima competencia por equipos.
Solana Sierra, María Lourdes Carlé, Julia Riera, Jazmín Ortenzi y Luisina Giovannini fueron las elegidas por la capitana Mercedes Paz para integrar el equipo. La tucumana llamó a las cinco mejores jugadoras y todas aceptaron la convocatoria. Punto a favor, por supuesto. ¿Y qué trajeron los adversarios? Si las argentinas se mantienen sueltas y sin presiones en su juego, ahí está el cuarto punto que lleva a imaginar al equipo nacional celebrando en tierras cordobesas.
Es que tanto Eslovaquia como Suiza presentarán equipos disminuídos por varias ausencias. Las eslovacas, por ejemplo, se quedaron hace pocos días sin Mia Pohankova, campeona junior de Wimbledon, y Tereza Mihalikova, su mejor doblista y top 30° en el ranking mundial; de todos modos llegó con Rebecca Sramkova -juega realmente bien- y Viktoria Hruncakova, sus dos mejores singlistas.
Las suizas, en tanto, sufren mucho más porque no estarán Belinda Bencic, 11° del mundo y campeona olímpica de Tokio 2020, y Viktorija Golubic, medallista de plata en los mismos Juegos; por eso su capitán Heinz Günthardt -aquel que entrenó a Steffi Graf entre 1992 y el retiro de la alemana- deberá apostarle todo a Simona Waltert, la única top 100 de su equipo que viene de ser semifinalista en el WTA 125 de Tucumán donde le ganó a Riera en los cuartos de final en tres sets (a esa misma instancia llegaron también Sierra y Ortenzi mientras Giovannini perdió en octavos).
La marplatense Sierra será la primera singlista y de eso no hay dudas. Su potencia es desequilibrante en el nivel de juego de la instancia de los playoffs de la Billie Jean King y la altura cordobesa puede favorecer sus tiros rápidos. Carlé tiene todas las fichas para ser quien la acompañe en los individuales aunque justamente en Tucumán perdió llamativamente en la primera ronda y eso le abre una posibilidad a Riera. Por eso, quien haya tenido una mejor semana de entrenamientos será la elegida. Y en el dobles la mejor combinación sería la de Carlé-Riera. Sierra no juega mal esa especialidad pero daría alguna ventaja con su juego en la red.
La dirigencia nacional aceptó el desafío, postuló la localía y la Federación Internacional de Tenis se la dio tras asegurarse que se cumplirán todos los estándares organizativos que se exigen. Por eso también Argentina está frente a una gran chance. Y de cara a la oportunidad de dar un salto cualitativo importante para sostener el crecimiento del tenis femenino. Ahora sí las chicas le apuntan con argumentos firmes a estar en el lugar que merecen ocupar.








