«Frente a la incertidumbre, la inteligencia artificial no es capaz de hacer nada, a diferencia de los humanos». Es una de las reflexiones más interesantes que trasladó Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social de España, durante su intervención en el Vigo Global Summit 2025, impulsado por la Zona Franca y conducido por la periodista Mamen Mendizábal, con más de mil inscritos.

La segunda edición del evento se desarrolla entre ayer y hoy en el auditorio-palacio de congresos Mar de Vigo. Reúne a una veintena de referentes del progreso económico y social, entre ellos, los Premios Nobel de Economía y Paz Daron Acemoğlu (estuvo hoy) y Dmitrij Muratov (ayer), respectivamente.

Costas prestó especial atención a la incapacidad de la inteligencia artificial de llevar a cabo tareas que, por ahora, solo pueden realizar las personas, como la de saber actuar en momentos en los que hay una «incapacidad absoluta de identificar los riesgos», situación que «frena la vida, la empresa y la economía». Al respecto, destacó que no hay certezas sobre las consecuencias generales que, en un futuro, tendrá la IA en la economía, el empleo o la democracia. «Mi institución publicó hace poco un estudio sobre esto. No sabemos si la IA está realmente transformando la economía o es una burbuja especulativa», apuntó antes de citar reflexiones lanzadas por los dos últimos ganadores del Nobel de Economía.

«Acemoğlu dice que los impactos de la IA sobre la productividad serán escasísimos, pero importantes sobre empleo y dañinos sobre la democracia. Philippe Aghion (galardón compartido con Joel Mokyr y Peter Howitt) aseguró hace semanas que los estudios empíricos sugieren lo contrario: que, con las políticas adecuadas, esta tecnología tiene un enorme potencial para impulsar tanto el crecimiento como el empleo. Conclusión: no sabemos», indicó Costas, que alertó de que, «si no somos capaces de decir a la sociedad qué va a ocurrir, podrá aumentar la ansiedad o la angustia por la sensación» de que llegará un «apocalipsis laboral». «Y, en situaciones de gran incertidumbre, la población busca seguridad en opciones totalitarias. Esto es un problema grave», advirtió.

En todo caso, destacó que ya hay ejemplos de lo que puede llegar a traer bajo el brazo la inteligencia artificial: «En términos microeconómicos, sí estamos sabiendo que hay un efecto importante sobre el empleo. Hace dos semanas, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE UU, señaló que, pese a que la economía estadounidense mantiene una tasa de desempleo del 4,3%, la creación de empleo es prácticamente nula. Según explicó, la mayoría de los directores ejecutivos reconocen que la inteligencia artificial les permite obtener muchos más resultados con menos personal. La mayor parte del tiempo, cuando hablan de IA, admiten que, en las próximas décadas, no se van a crear grandes cantidades de empleo». Costas sugirió a los ingenieros «desarrollar aplicaciones útiles para los humanos, pero que no los sustituyan».

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