El sábado 4 de octubre subió a escena en Nün Teatro Bar (Juan Ramírez de Velasco 419, CABA) la obra Mar del Plata, una comedia que rompe con el molde de su género. Escrita y dirigida por Bel Eiff, esta pieza teatral sumerge al espectador en una historia donde, lejos de enamorarse, los protagonistas están tratando de separarse. La obra presenta a Claudio (Jesús Catalino) y a Virginia (Rocío Ambrosoni) en el hall de un edificio de la ciudad balnearia, al atardecer de un día de invierno. Lo que comienza como una simple despedida se transforma rápidamente en un campo de batalla de reproches, recuerdos distorsionados y una intimidad tan densa que, por momentos, se ve interrumpida por otros personajes (Nazareno Gil y Violeta Brener) que intentan acceder al ascensor. Claudio y Virginia se pelean, se amigan y se vuelven a pelear. Quieren separarse y saben que sería lo mejor, pero no pueden. En el fondo, este encuentro es una lucha por soltarse.

La autora y directora Bel Eiff explica en una entrevista exclusiva la génesis de esta propuesta que invierte el cliché: «Es anticomedia en el sentido que en las comedias románticas en general vemos cómo los personajes se encuentran, ¿viste de dónde vienen y cómo van a empezar su historia de amor? Y acá vemos justamente el momento apuesto: cómo se separan«. Ella buscó explorar la dificultad de soltar aquello que se cree querer o que se piensa que hace bien, incluso cuando es tóxico. “Tenía ganas de hablar justamente de separarse, de la situación de separarse de algo que querés mucho, pensás que te hace bien cuando quizás no te hace bien. Uno se aferra a esa idea, a esa fantasía, a algo conocido”, comenta la directora, quien concibió este texto tras su trabajo en Ahí, lectura performática para 6 actores.
Además, la obra sitúa al amor en un plano más complejo: “Quise escribir una comedia romántica donde el amor también puede ser violencia y donde la intimidad, de tan cercana, resulta incómoda. El vínculo entre los personajes no está en lo que dicen, sino en lo que se puede ver y sentir”. Aquí la entrevista completa:
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El peso de la ciudad y el texto vivo
La elección de Mar del Plata como escenario no es casual, sino un motor de resonancia emocional para el público. «Me parecía interesante para situarte como espectador en un lugar y que eso te traiga tus propios recuerdos que se mezclan con lo que ves en escena», explica. Al haber escrito el texto ya con la puesta en escena en mente, la directora priorizó el ritmo y la acción de los intérpretes. “Me preocupé en que textos que los actores dicen sean fáciles de expresar, que no se les enreden, que sean cortitos, que tenga ritmo, que sean como más cercanos”, comenta la autora, quien destaca la ventaja del teatro para seguir «imaginando posibilidades dentro de la obra ya está hecha», ajustando réplicas y transiciones durante los ensayos.

Aunque la directora (que tiene 39 años) pensó inicialmente que la obra hablaría a la franja de 30 a 40, descubrió una conexión generacional más amplia: «La gente de 20 y pico que se reengancha, y los más grandes me ha dicho: ‘Me hizo acordar a cuando era joven’ o que se emocionan. La obra tiene condimentos de relaciones más nuevas, pero con los mismos dolores de siempre». La puesta tiene escenografía y vestuario de Sofía Innocenti, diseño de iluminación de Jessica Tortul y producción de Brenda Kreizerman. Las funciones son los sábados a las 22.30. Encontrá acá más info sobre las entradas.








