Lionel Messi por momentos parece ser «inevitable», como un villano de los cómics: lo sufren los arqueros y también los periodistas. Cuando salió el mail desde Buenos Aires hasta Nashville, la capital del estado de Tennessee, para hablar con el goleador que le ganaba al 10 argentino, Sam Surridge le llevaba cinco goles al ex Barcelona en la carrera para ser el máximo goleador de la MLS. Hoy, apenas unas semanas después, con Inter Miami ya al día con los partidos que debía, esa carrera se dio vuelta y ahora Leo suma tres más que el británico.

El del Inter Miami lleva 26 gritos y el de Nashville SC se quedó en 23, con Denis Bouanga, el franco-gabonés de Los Ángeles FC en el medio, con 24. Esta noche, en la última fecha de la fase regular de la liga, el denominado «Decision Day», se determinarán las llaves de los playoffs pero también quién se quedará con la Bota de Oro, mención que Messi todavía no ganó en su aventura por el fútbol estadounidense. Y ya se sabe lo que pasa con el capitán de la Scaloneta y los desafíos. El rosarino también es líder entre los máximos asistidores, con 18, junto al danés Anders Dreyer, de San Diego FC. De ahí que parece un hecho que será elegido el MVP de la temporada. Lo dicho, «inevitable».

Pero la nota es Surridge, este inglés rubión de 27 años y 1,91 metros de altura, que en esta temporada está viviendo el gran año de su carrera. Nacido en Slough, una ciudad de 150 mil habitantes en el centro de la isla británica, se formó en el Bournemouth, con el que ascendió y llegó a debutar en la Premier League enfrentando al Chelsea (equipo del que se declara hincha), y luego pasó por Stoke City y Nottingham Forest, hasta cruzar el Atlántico para recalar en el fútbol yanqui.

«Me faltaba regularidad, podía quedarme en Inglaterra haciendo banco, o quizás ir a otra liga de Europa, pero me sedujo la MLS, vi que Messi acababa de llegar, y estaba en crecimiento, con muchos jugadores importantes y se van sumando más año tras año», explica Sam, que antes de hacerse profesional se curtió en las categorías más bajas del fútbol inglés.

«Cuando era chico me gustaba mucho Sergio Agüero, en su época en el Manchester City. Me sentaba a jugar al FIFA en los videojuegos y elegía jugar con él. Me encantaban sus goles, sus movimientos, tenía un estilo muy especial. No llegué a enfrentarlo por una cuestión de edad pero era una referencia en mi puesto», cuenta Sam.

Tras la práctica del viernes, a horas del duelo contra Inter Miami, Surridge sigue hablando vía videollamada del fútbol argentino, de Maradona, Messi, la Scaloneta y Boca Juniors.

«Cuando ves a Argentina ves a un verdadero equipo, juegan unidos, tienen un sentimiento de familia, se notó en el Mundial de Qatar, trabajan duro, se matan por el otro y lo tenían a Messi para hacer las cosas especiales», explica el inglés.

Maradona o Messi, para Surridge no hay posibilidad de debate por una cuestión generacional. «Soy un gran admirador de los futbolistas argentinos. Crecí escuchando que Maradona era el mejor del mundo pero no lo pude ver en su prime, sólo algunos videos y era increíble. Pero al que sí disfruté fue a Messi, que para mí es el GOAT, de los más grandes de todos los tiempos, y sigue siendo brillante», asegura.

Sam Surridge, cerquita de Lionel Messi en el último duelo entre Nashville SC y el Inter Miami.Sam Surridge, cerquita de Lionel Messi en el último duelo entre Nashville SC y el Inter Miami.

Entre Boca y River tampoco hay muchas dudas para Surridge, a quien los colores azul y oro lo hacen ver como una versión británica de Martín Palermo. «¿Boca o River? Creo que elegiría a Boca, por sus juegos de camisetas, me gustan, y aparte tiene los mismos colores que Nashville. A la distancia siento como que el fútbol argentino es muy apasionado, eso me gusta. Y el estadio de Boca me parece asombroso, como intenso, ver a la gente tan cerca de los jugadores, me encantaría jugar allí alguna vez…».

Sam sueña con la Bombonera pero su casa es el Geodis Park, el estadio exclusivo para fútbol más grande de todo Estados Unidos, con capacidad para 30 mil personas, inaugurado en 2022. Allí jugó Boca a fines de junio, contra Auckland City en el Mundial de Clubes. Hoy toca hablar de Nashville SC, de la visita del Inter Miami de Lionel Messi y de este presente goleador del 9 británico.

Sam Surridge, garra y gol con la camiseta más boquense de la MLS.Sam Surridge, garra y gol con la camiseta más boquense de la MLS.

En su tercera temporada vive el mejor año de su vida: a sus 23 goles en liga hay que sumarle los 6 que marcó en la US Open Cup, la versión estadounidense de la Copa Argentina (aunque en Norteamérica se juega desde hace más de 100 años), y donde Nashville SC se terminó consagrando campeón. Ahora quiere meter doblete en la MLS, con los playoffs que empezarán a disputarse en las próximas semanas; y Sam no se resigna en su lucha con Messi y Bouanga por ser el máximo goleador de la fase regular.

Sam Surridge, feliz tras la reciente conquista de la US Open Cup.Sam Surridge, feliz tras la reciente conquista de la US Open Cup.

«A Messi lo enfrenté en la final de la Leagues Cup, apenas llegó, que ganaron ellos, y luego un par de veces más. Es un jugador asombroso pero cuando toca enfrentarlo la admiración queda fuera del campo. Una vez que empieza a correr el balón mi preocupación es hacer goles para mi equipo», cuenta Sam, que necesita una noche inspirada para pasar al 10 en la tabla de goleadores.

«Tengo que hacer cuatro goles para pasarlo, sí… Pero bueno, en fútbol uno nunca sabe. Esta temporada viene siendo increíble para mí y al comienzo hubo un partido contra Chicago en el que marqué cuatro goles. A medida que pasaban las fechas yo veía esa tabla y me veía arriba de Messi: por un lado era genial pero por el otro no quería pensar demasiado porque yo sabía que él tenía varios partidos por cumplir y que en algún momento me iba a pasar», cuenta el rubio.

Sam Surridge proviene de una pequeña ciudad inglesa y encontró en Nashville su lugar en el mundo.Sam Surridge proviene de una pequeña ciudad inglesa y encontró en Nashville su lugar en el mundo.

-Un premio consuelo puede ser su camiseta…

-Sí, ojalá… Nunca se la pedí ni me animo a pedírsela porque sé que hay otros 100 jugadores buscando lo mismo. Sería un premio consuelo muy bonito, sin dudas. Si me la llegara a dar creo que la guardaría para mi hijo Noah que en diciembre cumple un año de vida. Una camiseta de Messi es ese tipo de reliquias que él va a valorar cuando pase el tiempo y crezca porque perteneció a una de las leyendas de este deporte.