Tamara Vila


Tamara Vila


Existe una correlación entre los pensamientos y los problemas. Cómo te percibes a ti misma, cómo ves a los demás y lo que piensas sobre tus circunstancias suele tener un efecto considerable en tu experiencia vital. Y muchas veces te ves arrastrada a sentimientos de miedo e ira que te cuesta manejar. Y más a los 50, metida en toda la vorágine de tu día a día. ¿Qué tal probar a hacer zazen? Significa «meditación sentada» en japonés, lo cual ya es una pista.

Cada vez son más los vídeos que se ven en redes sociales de mujeres meditando a primera hora de la mañana. Y muchas de ellas hacen zazen. Dedican 10 o 15 minutos a concentrarse tranquilamente en su respiración frente a una pared blanca. Un entorno libre de distracciones para que puedas ver dónde se originan tus problemas: en tu cabeza. Se trata de apreciar el silencio, la sencillez de estar contigo misma y con tu respiración. Sigue estos sencillos pasos para empezar con el zazen.

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Cómo prepararse a hacer zazen a los 50

Hacer zazen es aparentemente sencillo. La técnica es complicada, pero va a requerir mucho más de lo que parece. Siéntate en el tercio delantero de una silla con los pies bien separados, apoyados firmemente en el suelo. Para apoyar la espalda, coloca un cojín duro entre la columna y el respaldo de la silla. Esto evitará que te encorves y te mantendrá alerta.

También puedes practicar sentada en un cojín o en un banco de meditación. Lo importante es estar erguida y mentalmente alerta, no tumbarse. Coloca las manos en el centro del regazo. Hazlo así: primero pon la mano derecha con la palma hacia arriba, luego apoya la mano izquierda encima, con la palma hacia arriba.

Junta ligeramente las puntas de los pulgares para calmar la agitación y la inquietud. Alinea las orejas con los hombros y la nariz en el mismo eje vertical que el ombligo. Todo debe estar en armonía. Mete la barbilla ligeramente hacia adentro. Mantén la cabeza como si estuvieras sosteniendo el cielo. No debe colgar hacia adelante ni hacia atrás.

Cómo hacer zazen

Ya estás lista para el zazen. Una vez preparada, ahora relaja el vientre. Un abdomen rígido y contraído restringe la respiración. Intenta recuperar la respiración plena y circular que tienen los bebés. Concentra tu atención en el hara, el punto situado cinco centímetros por debajo del ombligo. La respiración se origina aquí con el movimiento del diafragma. Al centrar la atención en este punto, tu respiración se hace profunda de forma natural y la actividad de la mente pensante se calma.

Baja la mirada, pero no cierres los ojos. Si cierras los ojos, te dejarás llevar por la ensoñación. La meditación no es una práctica para dormir, es una práctica para despertar. Mira un punto en el suelo o en una pared vacía frente a ti. Cualquier punto servirá, siempre que no te distraiga. Cierra los dientes y la boca. Respira y exhala completamente.


Mujer meditando en casa con incienso.


PEXELS


En tu siguiente inhalación, cuenta en silencio «uno». Al exhalar, cuenta en silencio «dos». Inhala de nuevo y cuenta «tres». Cuenta cada exhalación e inhalación hasta 10 y luego vuelve a empezar desde 1. Si pierdes la cuenta, vuelve a empezar desde 1. «Contar hasta 10 le da a la mente inquieta algo que hacer sin pensar.

Cuando surja un pensamiento, déjalo ir por sí solo. Se irá si no lo persigues. El objetivo del zazen es poder liberar los pensamientos. No quieres reemplazar un pensamiento con otro. Deseas liberarte de las angustias de tus pensamientos. Esa es la verdadera libertad. Y así habrás completado tu primera sesión de zazen. Y no será la última. Una maravilla a los 50 para empezar la jornada pletórica.

Beneficios de hacer zazen

Se recomienda practicar zazen durante un máximo de cinco minutos para empezar. A medida que medites con más frecuencia, podrás estar sentada más tiempo. No seas autocrítica ni impaciente contigo misma. No te presiones. No hagas de la meditación una obligación más. Si eres indulgente y constante, tu práctica de meditación se profundizará y prolongará de forma natural.

Los beneficios del zazen incluyen mayor capacidad de atención, autoconfianza y disciplina. También mejor manejo del miedo y la ira, así como una mayor capacidad para sentir alegría genuina, compasión y gratitud. Pero ante todo el zazen es algo completamente personal. Solo tú puedes experimentar la transformación por ti misma. Genial para todas las edades, pero especialmente a partir de los 50.

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