El Campeonato Mundial de Atletismo que se está desarrollando desde el sábado en Japón, en el mismo escenario donde (sin público y todavía en pandemia) se celebraron los Juegos Olímpicos en 2021, puede ofrecer múltiples historias. Pocas, seguramente, pocas podrán igualar la sorprendente medalla de bronce que conquistó Julia Paternain, representante de Uruguay, en el maratón femenino.
Nunca el país vecino había alcanzado una medalla en el atletismo olímpico o en los Mundiales de este deporte, que se realizan desde 1983. Allí sus performances más altas las ofrecieron un corredor de obstáculos, Ricardo Vera, y un saltarín todavía vigente, Emiliano Lasa. Vera alcanzó la final de los 3.000 metros con obstáculos en Stuttgart (1993) y ocupó el 12° puesto, mientras que Lasa quedó 9° en la final del salto en largo en Londres 2017.
Lo de Paternain tiene esa cuota de sorpresa, su punto de curiosidad y también de análisis. Pero también hay que considerar que hasta principios de este año su único vínculo con Uruguay eran sus padres: Graciela Muñiz y Gabriel Paternain, un calificado profesor de Matemática, docente en la Universidad de Cambridge. Ellos emigraron hace tres décadas de Uruguay y Julia nació en Guanajato (México) el 29 de septiembre de 1999. Toda su infancia y adolescencia transcurrieron en Gran Bretaña, donde también se formó deportivamente y país al que representó en un Campeonato Europeo juvenil hace seis años. Luego se trasladó a Estados Unidos, accediendo a los estudios y la preparación atlética en universidades también muy reconocidas, Penn State primero y Arkansas después.
Sin embargo, decidió representar al país de sus padres y para ello recibió la aprobación de la Federación Internacional (World Athletics) en enero pasado. De inmediato arrasó con los récords uruguayos. Primero lo hizo sobre medio maratón al marcar 1:12:01 en Houston. Y en marzo corrió el primer maratón de su vida en Valley Cottage, Nueva York, donde ganó con amplitud, dejó atrás del récord uruguayo por más de veinte minutos y marcó 2 horas, 27 minutos y 9 segundos, consiguiendo así la marca y los puntos clasificatorios para el Mundial.

Pero ni aquella vida de “trotamundos” -cómo ella definió- ni estas primeras incursiones en pruebas de calle o ruta alcanzaban para ubicarla como una contendiente a una medalla mundialista. En ningún pronóstico figuraba el nombre de Julia Paternain y, fue tal la incredulidad por este resultado, que ni siquiera ella sabía que había terminado tercera: “Sólo quería completar la carrera, a esa altura ya me dolía todo… Cuando se acercó un oficial y me dijo que había ganado la medalla de bronce no lo podía creer”.
Sin embargo, era real. Un circuito demoledor, sobre todo por los últimos 5 kilómetros, y un clima agobiante -por la combinación de calor y humedad en el verano tardío de Tokio- podrían equiparar posibilidades si se corría con planificación y acertada táctica. Paternain lo hizo, sin desgastarse, al acecho del grupo líder, oscilando entre los puestos 10 y 15 hasta el kilómetro 30 cuando comenzaron los “ataques” de las que aún conservaban fuerzas. Y Paternain las mantenía.
En el último medio siglo, el dominio de los corredores africanos -damas y hombres- ha sido abrumador en medias y largas distancias. Casi todos los maratones, tanto en los grandes campeonatos (mundiales y olímpicos) así como en las carreras populares del circuito mundial vienen monopolizados por keniatas y etíopes. Sin embargo, hay una tendencia al cambio. Se nota en el repunte europeo -el francés Jimmy Gressier acaba de impactar con su triunfo en los 10 mil metros- y también con el amplio progreso de conjunto de los corredores estadounidenses. Y el nombre de Julia Paternain entra en esa tendencia.
Aún no sabemos si su resultado -histórico para el atletismo sudamericano- tendrá continuidad cuando le toquen aquellas carreras en la búsqueda de mejores marcas, con clima más favorable o circuitos planos. Pero lo cierto es que una medalla de este calibre es para toda la vida. Hasta hoy, el mejor resultado de una atleta sudamericana en un maratón olímpico era el 15° puesto de la colombiana Fabiola Rueda, también en Tokio pero hace más de tres décadas.
#Atletismo Julia Paternain medalla de bronce en la maratón del Mundial de Tokio 🇺🇾🇺🇾🇺🇾🥉🥉🥉
‼️‼️‼️Imágenes que quedarán para la más rica historia del deporte uruguayo‼️‼️‼️ pic.twitter.com/FdQe3i6sj8
— Andrés Cottini (@A_Cottini) September 14, 2025
La medalla de Paternain puede sacudir al atletismo uruguayo, que ya viene disfrutando de los progresos en pista de dos de sus corredores: Valentín Soca, surgido de Vichadero y que ahora reside en California, y Santiago Catrofe, el primero que atravesó la “frontera” de los 13 minutos en 5.000 metros llanos. Catrofe, en realidad, vive desde los cuatro años en Cataluña, donde se radicó su familia. Pero también él decidió competir por la Celeste.
Todavía con el asombro que causó su actuación y rodeada por los periodistas, Paternain afirmó que «me encanta correr para Uruguay». «Es un país chico pero con mucho corazón, es un orgullo y sé que a mis padres les deja muy contentos», dijo en la ronda de prensa. «Mi sangre es uruguaya, aunque mi acento sea un poco raro. Mis padres son de Uruguay, toda mi familia es de allí, yo crecí fuera pero he estado yendo allí. Para las fiestas, al Parque Rodó… No me gusta el mate, creo que es lo único, pero por lo demás soy uruguaya». Ella compitió con las uñas pintadas de celeste y exhibió constantemente ante las cámaras su maillot de competición con el nombre de Uruguay.
Ahora vive y entrena en Flagstaff, Arizona, bajo la conducción técnica de Jack Polerecy. Esa localidad es uno de los principales centros de preparación para corredores de mediofondo y fondo en Estados Unidos.
Delante de Paternain, apenas tres minutos antes, se había producido otra batalla feroz Kenia-Etiopía. Y como le sucedió un año atrás en la definición del maratón olímpica de París frente a Sifan Hassan, la etíope Tigst Assefa -ex recordwoman del mundo- vio como se le escapaba el oro en los últimos metros, esta vez ante la keniata Peres Chepchirchir. Esta ya sabía de qué se trata de triunfar en Japón, donde fue campeona olímpica en 2021, cuando el maratón se desarrolló en Sapporo.

Chepchirchir -que cuenta también con victorias en “majors” como Nueva York, Boston y Londres– completó el recorrido en 2 horas, 24 minutos y 43 segundos, Assefa marcó dos segundos más. Paternain, 2h27m23. “Me encantaría ser un ejemplo para las jóvenes de Sudamérica, para que vean que todo es posible. No importa de dónde vengas. Solo necesitas un par de zapatillas», anticipó.
De las 73 atletas que largaron este maratón, 63 pudieron terminarla, casi todas muy lejos de sus marcas habituales. No fue el caso de Paternain… La lista de competidoras incluyó a la argentina Chiara Milena Mainetti, quien en su debut mundialista ocupó el 50° lugar.