No es una moda. El magnesio se ganó su lugar en la conversación sobre salud porque cumple funciones vitales en el cuerpo humano. Y, sin embargo, muchas personas nunca lo suplementaron o ni siquiera lo consideraron. Hoy, este mineral se convierte en protagonista de una tendencia mundial: cada vez más profesionales de la salud lo recomiendan, y cada vez más personas lo incorporan en su rutina diaria para sentirse mejor.

Pero, ¿qué hace exactamente el magnesio? ¿Por qué tantas personas están con niveles bajos y ni lo saben? Y sobre todo: ¿por qué deberíamos prestarle atención justo ahora?

El magnesio participa en más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo: regula la contracción muscular, modula el sistema nervioso, interviene en la producción de energía, la función cognitiva, la calidad del sueño y el estado de ánimo. Es, en pocas palabras, una pieza clave del bienestar.

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Fatiga constante, calambres musculares, ansiedad, insomnio, bruxismo, migrañas o colon irritable son algunos de los signos que podrían estar relacionados con una deficiencia de magnesio»

Sin embargo, se estima que entre el 50 y el 80 % de la población tiene niveles subóptimos. Entre las causas: suelos empobrecidos, dietas modernas pobres en vegetales frescos y legumbres, exceso de ultraprocesados, estrés crónico (que agota las reservas de magnesio), y el uso de ciertos medicamentos como inhibidores de la bomba de protones o diuréticos.

Fatiga constante, calambres musculares, ansiedad, insomnio, bruxismo, migrañas o colon irritable son algunos de los signos que podrían estar relacionados con una deficiencia de magnesio. A menudo se los atribuye a otras causas, pero en muchos casos, mejorar los niveles de este mineral marca una diferencia enorme.

Suelos empobrecidos, dietas modernas pobres en vegetales frescos y legumbres, exceso de ultraprocesados, estrés crónico y el uso de ciertos medicamentos inhibidores dificultan la llegada del magnesio al organismo

Uno de los puntos clave al momento de suplementar es elegir bien el tipo de magnesio. No todos tienen la misma absorción ni los mismos efectos. Algunos ejemplos:

  • Glicinato de magnesio: ideal para cuadros de ansiedad, insomnio o estrés crónico. Tiene alta biodisponibilidad y es suave para el sistema digestivo.
  • Citrato de magnesio: excelente para regular el tránsito intestinal. También es bien absorbido.
  • Treonato de magnesio: atraviesa la barrera hematoencefálica, por eso se estudia mucho por su impacto en la memoria y la función cognitiva.
  • Óxido de magnesio: más económico pero de baja absorción, suele usarse para aliviar el estreñimiento.

En Estados Unidos y Europa, el magnesio ya se encuentra entre los suplementos más consumidos. En Argentina, la conciencia está creciendo. Y no es casual: en un contexto de estrés cotidiano, falta de sueño, alimentación pobre en minerales y problemas de salud mental en aumento, el magnesio se vuelve una herramienta simple y efectiva para recuperar el equilibrio.

Suplementar magnesio no es seguir una moda: es responder a una necesidad real del cuerpo en tiempos exigentes. Puede marcar un antes y un después en cómo dormís, cómo manejás el estrés y cómo te sentís cada día.

Como siempre, lo ideal es consultar con un profesional para elegir el tipo y la dosis adecuada. Pero si hay un mineral que hoy merece nuestra atención, sin dudas, es el magnesio.

* (M2607) Farmacóloga, investigadora y referente en medicina integrativa y suplementación. Fundadora de CelWell