España está llena de pueblo que conservan intactala huella de las civilizaciones que han pasado por allí y han ido forjando su identidad. El pasado artístico y cultural de la Península sigue vivo en calles empedradas y edificios de las distintas épocas que aún hoy se puede ver en multitud de provincias. Y aunque hay localidades que destacan por representar un periodo de la historia concreto, otras muchas encuentran su particularidad en el compendio de épocas y estilos que conforman sus calles.
Este es el caso de Medinaceli, uno de los pueblos más populares de España que destaca por la belleza que se ha ido consiguiendo con el paso del tiempo y que le ha llevado a colarse en la lista de Los Pueblos Más Bonitos de España. Ubicado en la provincia de Soria, en esta villa conviven restos de la época de los romanos, los árabes y los cristianos, ruinas que se han integrado en los paisajes más modernos y edificios históricos a los que se les ha dado una segunda vida.
La historia de Medinaceli se remonta a la época de los romanos, un momento cúlmen en el desarrollo del pueblo y con un papel muy importante en su concepción artística y cultural actual. En la Edad Media esta villa hizo las veces de frontera entre musulmanes y cristianos y, según cuenta la leyenda, fue refugio de personajes tan relevantes como el caudillo Almanzor, que eligió su alcazaba para morir, o el Cid Campeador.
Arco Romano de Medinaceli, Soria
Ayuntamiento de Medinaceli

Estos momento fueron el germen del que hoy se posiciona como uno de los destinos favoritos para los amantes del arte y la historia nacional. Si tú también estás buscando un lugar para conocer más a fondo las raíces de nuestro país y, de paso, deleitarte con su belleza, sin duda Medinaceli es parada obligatoria en este tour.
Todo lo que tienes que ver si visitas Medinaceli
Si visitas esta localidad soriana, una de las paradas obligatorias es su Arco Romano, uno de los restos arqueológicos más importantes por ser único en España. Se trata de un arco del triunfo construido en el siglo I que destaca por ser el único arco de Hispania con tres vanos. En su momento hizo las veces de entrada monumental y símbolo de victoria y poder. Con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad y en una joya artística única en todo el país que recibió la distinción de Bien de Interés Cultural en 1930.
Plaza Mayor de Medinaceli, Soria
Ayuntamiento de Medinaceli

Como buena localidad castellana, no podemos visitar Medinaceli sin visitar su Plaza Mayor. En ella se encuentran tesoros como el Palacio Ducal, un edificio del siglo XV que actualmente hace las veces de Centro Cultural que mantiene vivo el patrimonio de la localidad. Este palacio albergó obras de arte de artistas de la talla del Greco y restos arqueológicos como mosaicos de la época bajoimperial romana y que aún hoy pueden visitarse en este edificio considerado Monumento Nacional desde 1979.
Otro de los edificios ubicado en esta plaza es el Palacio de los Duques de Medinaceli, una obra renacentista que nos recuerda a la estética florentina del momento gracias a su fachada decorada con sillares. En la Plaza Mayor se encuentra también La Alhóndiga, que ha sido almacén, Casa del Concejo o cárcel. Su belleza sobria pero armónica en el conjunto hace que este edificio sea uno de los más atractivos del conjunto y uno de los focos principales de turistas.
Castillo de Medinaceli, Soria.
Ayuntamiento de Medinaceli

El castillo de Medinaceli es otro de los enclaves más icónicos de este pueblo soriano. Fue construido sobre los restos del alcazaba árabe en el siglo X con el objetivo de avisar a las tropas de la localidad de cualquier avistamiento. Este castillo es testigo de la importancia que tuvo Medinaceli en la Edad Media y de cómo su situación geográfica fue determinante en el desarrollo de estas civilizaciones.
Fundamental para entender mejor la historia de esta región es la visita al Convento de Santa Isabel, fundado en el siglo XVI para acoger a monjas clarisas y es el único de los cuatro conventos que hubo en Medinaceli que sigue en activo. El convento se ha tenido que enfrentar a desgracias como incendios o saqueos a lo largo de sus años de vida, pero ha sabido sobreponerse a todas ellas y hoy sigue siendo un edificio histórico único y hogar de una comunidad de religiosas que viven de la venta de dulces caseros que bien merece la pena probar.