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La infraestructura cuenta con 1.554 kilómetros que recorren cinco estados del sureste del país y conecta algunas de las zonas más pobres con la turística Riviera Maya.
Después de cinco años de obras, este viernes comenzará a operar el Tren Maya, el emblemático proyecto del actual gobierno mexicano, que impulsó en 2018 el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La inauguración llega en diciembre, como auguró López Obrador hace siete meses. A partir de hoy comenzará el recorrido entre Campeche y Cancún, por los tramos 2, 3 y 4, de los siete que componen sus 1.554 kilómetros de longitud, por lo que ya se encuentran a la venta los boletos para los próximos ocho días.
El trayecto general comprende los estados de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, todos ellos al sureste del país, donde se aglutinan algunas de las regiones más pobres de México. Se espera que la zona sea dinamizada económicamente gracias a este proyecto, que en total cuenta con una veintena de estaciones y 14 paraderos más pequeños.
Los 42 trenes, que estarán en pleno funcionamiento a partir de febrero, alcanzarán una velocidad de 160 kilómetros por hora para el traslado de pasajeros, y 120 kilómetros por hora para los de carga.
El tren penetra en la selva para conectar la turística región de la Riviera Maya, por lo que ha recibido críticas de parte de movimientos ecologistas, que denuncian el posible impacto negativo del medio de transporte. La pugna con estas organizaciones implicó decenas de recursos judiciales, a lo largo de los cinco años, por lo que la obra sufrió varias suspensiones temporales.
El proyecto se ha llevado a cabo con una inversión íntegra pública, que en un principio se presupuestó por algo más de 120.000 millones de pesos mexicanos (7.000 millones de dólares), pero que finalmente se disparó hasta los 500.000 millones (alrededor de 29.000 millones de dólares).

Se espera que la nueva instalación ferroviaria fomente el turismo, cree empleo y promueva la mejora económica, de comunicaciones y de otras infraestructuras en la región.
El proyecto del Tren Maya incluye también la apertura de dos nuevas zonas arqueológicas en Quintana Roo, así como la construcción de museos, centros de atención a visitantes y seis hoteles.
Se prevé que el impacto económico comprenda la creación de un millón de nuevos empleos y que contribuya a reducir drásticamente la pobreza de la región.








