El tradicional festival Burning Man se caracteriza por ser una fiesta vanguardista de música, arte y supervivencia. Y vaya que ésta última característica se cumplió en esta edición 2023. La reunión anual se realiza en el desierto Black Rock de Nevada, Estados Unidos, que este año recibió en tres días 1,5 centímetros de lluvia, algo por demás inusual en esta geografía (expertos dicen que llovió en estas jornadas lo que se espera en 2 o 3 meses).

El fenómeno meteorológico ocasionó que las más de 70.000 personas que asistían al lugar quedaran varadas en condiciones complicadas. Las lluvias comenzaron el viernes y rápidamente anegaron las rutas de ingreso por lo que, desde ese momento, la organización cerró el ingreso y egreso del inmenso predio. La situación se prolongó el sábado y el domingo, con más precipitaciones, que dificultaron aún más la situación. 

Muchos asistentes intentaron huir con sus vehículos o incluso en bicicletas y a pie, lo que causó que muchos quedaran atrapados en el barro. Ésto, claro, causado por la mezcla del agua con el polvo del desierto, que formó una arcilla imposible de manejar.

Acá es importante destacar la esencia del festival: Burning Man es una reunión donde se conjugan la música, el arte y la supervivencia. Durante la fiesta, no se pueden adquirir bienes y servicios por lo que los asistentes deben llegar provistos de todo lo necesario para sobrevivir: agua, alimentos y refugio. Frente a esta situación y al no saber cuándo se podría salir del desierto, la organización le pedía al público que racionaran al máximo las provisiones y que fueran solidarios entre los asistentes, compartiendo lugares para dormir, café o comida.

El barro, que superaba la altura de los tobillos, dificultó llegar a los baños por lo que se improvisaron letrinas con cubos de madera. Los organizadores también debieron racionar el hielo, frente al calor del desierto.