Chile enfrentará este viernes y sábado la elección más grande de su historia, con más de 22.000 candidatos que se disputarán 2.678 cargos.
Entre hoy y mañana, 14,9 millones de chilenos están convocados a votar 345 alcaldes, 2.252 concejales y 16 gobernadores regionales. Desde el oficialismo temen que la debacle de popularidad en la que está sumido el presidente Sebastián Piñera, cuyo gobierno es reprobado por más del 90 % de la población, arrastre a los candidatos de Chile Vamos, la coalición de derecha con la que regresó al poder en marzo de 2018.
Uno de los factores más importantes de estos comicios es la inédita elección de los 155 miembros de la Convención Constituyente, que tendrán un plazo máximo de un año para redactar una nueva Constitución; y de los 16 gobernadores regionales que, ahora, a través del voto popular, sustituirán a los intendentes que eran nombrados por el presidente.
Así, será la primera vez, desde que el país recuperó la democracia en 1989, que la sociedad chilena reformará la Constitución heredada de la dictadura que Augusto Pinochet encabezó durante 16 años.
También será, además, la primera vez a nivel mundial que una Constitución es redactada de forma paritaria por hombres y mujeres, ya que la integración de la Convención así lo garantiza.
Las campañas de todos los candidatos han quedado limitadas por las restricciones de una pandemia que alteró el calendario electoral en diversas ocasiones.
Pero llegó el momento de volver a salir a votar. Para ello, las y los chilenos deberán cumplir con las medidas de prevención subrayadas de manera reiterada por el Servicio Electoral (Servel). A pesar de que los riesgos se han reducido gracias a que Chile ya vacunó al 45 % de la población, el electorado deberá mantener una distancia física de al menos un metro, usar mascarillas, ponerse alcohol en gel de manera constante y traer su propio lápiz para marcar las boletas.
Además, tendrán preferencia para acceder a las mesas de votación y sufragar durante todo el horario de los dos días de votación las mujeres embarazadas, personas con algún tipo de discapacidad, electores que requieran ser asistidos y los adultos mayores de 60 años.
Como la elección se desdobló en dos días para evitar aglomeraciones, los votos de la primera jornada serán resguardados. Recién el domingo por la noche comenzará el conteo y se darán a conocer las cifras oficiales. Primero, las de los convencionales constituyentes, luego los gobernadores y alcaldes, y finalmente los concejales.
Expectativas
En el caso de la elección de los 16 gobernadores, para la que contienden 90 candidatos, el pesimismo predomina en la coalición oficialista Vamos Chile porque, desde el estallido social de 2019, Piñera se ha mantenido en un estado de debilidad política permanente.
En las últimas semanas, el presidente sufrió una nueva derrota interna cuando tuvo que aceptar el tercer retiro de fondos de pensiones que había aprobado el Congreso, y que él rechazó hasta último momento. Las encuestas coinciden en la mayoritaria valoración negativa de su Gobierno. Y acaba de ser acusado de delitos de lesa humanidad en la Corte Internacional de la Haya por la violencia policial registrada durante las ya históricas protestas del 2019.
El panorama que más teme el oficialismo es que Piñera enfrente la recta final de su presidencia con más del 80 % de las regiones gobernadas por la oposición. Su apuesta es que este fin de semana no haya definiciones y que la mayoría de las gubernaturas se diriman en la segunda vuelta que, en el agitado año electoral chileno, está prevista para el 13 de junio.
Con respecto a la elección de convencionales constituyentes todo es incertidumbre, ya que el carácter inédito de los comicios, el alud de postulaciones y la dispersión de listas dificulta anticipar cómo quedará integrada la Convención que, para aprobar la redacción de cada uno de los artículos de la Constitución, deberá contar con el respaldo de por lo menos dos terceras partes de sus miembros.
El dato a destacar es que hay alrededor de 2.000 candidatos independientes a todos los cargos que están en disputa para el sábado y domingo, lo que demuestra el hartazgo de gran parte de la sociedad chilena a la clase política predominante, a los partidos tradicionales que se han repartido el poder desde el fin de la dictadura.
De hecho, la elección de convencionales es resultado de ese agotamiento social que terminó de estallar en las masivas protestas de 2019, que desembocaron en el plebiscito del año pasado, en el que un contundente 78 % de la población votó a favor de una nueva Constitución que en verdad consolide la democracia a partir de premisas de equidad e inclusión.
La demanda de renovación de liderazgos ya quedó plasmada en las postulaciones de los convencionales: de los 1.468 candidatos, el 77 % carece de trayectoria política partidaria. Y el promedio de edad es de 44 años.
La Convención
Esta será la primera elección con paridad de género en Chile, ya que el debate rumbo a la Constituyente logró que se estableciera la obligatoriedad de que las listas de las candidaturas estén alternadas por una mujer y un varón, y que ningún género supere en más de un escaño al otro. Destacan, también, las 38 candidaturas de la comunidad LGTBI.
Por otra parte, 17 de los 155 asientos constituyentes están reservados para representantes de pueblos indígenas chilenos (mapuche, aimara, rapa nui, quechua, atacameño, diaguita, colla, chango, yagán y káwesq), que tendrán voz y voto para diseñar una Constitución que, a diferencia de la que rige actualmente, no los discrimine.
La izquierda, centroizquierda y el progresismo no lograron conformar un solo bloque, así que se presentan por separado en las coaliciones Listas del Apruebo y Apruebo Dignidad, más el Partido Humanista, Partido Ecologista, Unión Patriótica y Partido de Trabajadores Revolucionarios.
En la derecha, en cambio, si llegaron a un acuerdo para unificarse en la alianza conservadora Vamos por Chile (que incluye a Chile Vamos y al Partido Republicano). Las postulaciones se completan con múltiples listas de candidatos independientes.
Después del 16 de mayo, las y los ganadores contarán con un lapso de 30 días para ser proclamados como convencionales. Luego, Piñera convocará a la sesión inaugural de los trabajos de la Convención Constituyente, lo que podría ocurrir en la segunda quincena de junio.
A partir de ese momento, los convencionales trabajarán durante un año en el Palacio Pereira, ubicado en Santiago, para redactar la nueva Constitución en medio de una fuerte presión por parte de los sectores sociales que influirán con reclamos y protestas para que los derechos que defienden sean incluidos.
Cada convencional recibirá un salario mensual promedio de 2,5 millones de pesos chilenos (unos 3.500 dólares). Su trabajo debe terminar a más tardar en junio del próximo año. Una vez que concluyan su propuesta constitucional, esta será sometida a un nuevo plebiscito para que la ciudadanía la avale o la rechace.
De esa etapa ya se encargará el sucesor de Piñera, que será elegido en las elecciones presidenciales del 21 de noviembre, o en la segunda vuelta prevista para el 19 de diciembre, y que asumirá en marzo de 2022.