Mauro Viale, fallecido este domingo a los 73 años de edad tras haber estado internado con coronavirus, tenía una relación cercana con Diego Maradona desde que el Diez era muy chico, ya que el periodista en ese momento se dedicaba a cubrir deportes y vivía en La Paternal, barrio de Argentinos Juniors.

Ya en 1997, con el astro del fútbol nuevamente en Boca Juniors, Viale rompía las mediciones de rating con Mediodías con Mauro, cuyo máximo pico había sido el año anterior, con la cobertura del Caso Coppola.

En ese contexto, Maradona aceptó la invitación para asistir al programa para una entrevista en un estudio repleto de gente. No solo había público en tribunas, sino también el propio Guillermo Coppola y Jacobo Winograd, otro de los habituales protagonistas de la emisión.

El clima ya era bastante distendido, pero en un momento se revolucionó la entrevista. Pelusa tenía hambre y el conductor, para complacerlo, encargó varias cajas de pizza de jamón y morrones en un conocido local de la avenida Corrientes.

Cuando llegó la comida, todos empezaron a repartirse las porciones y a comer en vivo, con la muzzarella colgando y hasta despertando el «enojo» de Viale porque pusieron una botella de una gaseosa sobre su mesa, con el «chivo» a la vista.

«No puede, tiene que jugar el domingo», bromeó el periodista, que tuvo su automática respuesta por parte de Maradona: «Si que puedo, ¿Cómo no voy a poder?».

Quien no podrá olvidar nunca ese día es Jonatan Viale, no solo porque su padre estaba con el mejor jugador de la historia, sino porque además el Diez le envió un saludo y un deseo de pronta recuperación, ya que se había fracturado la tibia jugando al fútbol.

Aún en ese clima, durante la charla se tocaron también temas duros, como la larga suspensión por dopaje de la que estaba regresando, la política del país y, claro, la causa judicial que había derivado el año anterior en la detención de su amigo Coppola.

Este domingo, esta memorable escena de la historia de la televisión argentina, fue recordada una vez más por quienes admiraban a uno y otro de los protagonistas.

DB