Los precios al consumidor en Brasil registraron el mayor aumento desde 2003 debido a alzas en los costos de vivienda y alimentos, en una nueva señal de que las tasas de interés en mínimos récord del país no durarán mucho tiempo.

El índice de referencia IPCA subió 1,35% en diciembre respecto al mes anterior, y superó todas las estimaciones de una encuesta de Bloomberg, cuya proyección media era de 1,21%. La inflación anual alcanzó 4,52%, por encima de la meta de 4% del año pasado, informó el martes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

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La mayor economía de América Latina está siendo golpeada por una inflación mayor de lo previsto que el banco central ha descrito repetidamente como transitoria. Los precios están subiendo debido a factores que incluyen una moneda débil, los efectos persistentes del gasto público de emergencia y los mayores costos de productos básicos como el petróleo. Los operadores de futuros sobre las tasas de interés estiman que los costos de endeudamiento aumentarán en marzo.

Los costos de alimentos y bebidas subieron 1,74% en el mes tras registrar un alza de 2,54% en noviembre, según la agencia de estadísticas. Los costos de vivienda anotaron un incremento de 2,88%, mientras que los artículos para el hogar subieron 1,76%.

Las tasas swaps del contrato con vencimiento en enero de 2023, que indican las expectativas de los inversionistas para la política monetaria, ganaban 8 puntos básicos a 4,97% en las operaciones matutinas.

Por su parte, una medida más amplia de la inflación conocida como IGP-M subió 1,89% durante los primeros diez días de enero, superando nuevamente todas las proyecciones de una encuesta de Bloomberg, informó el martes la Fundación Getulio Vargas.

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“Los datos de inflación del IPCA junto con la lectura del IGP-M de hoy establecen el tono para que el banco central comience a subir la tasa clave pronto, entre el primer y el segundo trimestre”, dijo André Perfeito, economista jefe de Necton Investimentos. “La tasa debería terminar el año en 4% como mínimo”.

Algunos economistas esperan que la inflación anual continúe acelerándose hacia 6% en el primer semestre del año antes de converger hacia la meta de 3,75% de este año. Eso podría reducir la urgencia de los encargados de la política monetaria para comenzar a aumentar las tasas.