Más de 500 trabajadores directos y otros 1.000 indirectos; 140 tiendas propias en 80 países y otros 4.000 puntos de venta; 16 colecciones diferentes al año, celebridades de todo el planeta (Eva Longoria, Carolina de Mónaco, Mery Perelló, Paulina Rubio, Antonella Roccuzzo) haciéndole encargos… Las cifras que maneja Rosa Clará dan para mucha celebración en las bodas de plata que cumple este año y que tenía previsto comenzar a festejar la pasada primavera. Aunque la pandemia dio al traste con todos sus planes, esta barcelonesa de 61 años que maneja el timón de la primera firma de moda nupcial española, lejos de disgustarse y quedarse inmóvil, continúa con sus proyectos de internacionalización con un entusiasmo contagioso.

Tengo dos hijos: el natural y la empresa; unir a ambos es mi sueño realizado».

“Ya celebraremos otros aniversarios. Habrá tiempo, seguiremos otros 25 y 50 años más –dice con una sonrisa–. Teníamos muchos eventos organizados y estábamos muy ilusionados, porque además llegábamos a la celebración con récord de ventas: 2019 fue un año de crecimiento y expansión internacional espectacular. Iban a venir clientes y amigos de todo el mundo y, de pronto, el Covid llegó a nuestras vidas y lo cambió todo. Pero esto hay que tomarlo como un paréntesis, muy doloroso para muchos, pero una situación que superaremos y pasará”.

Vestido Emery de la colección Rosa Clará Couture 2021.
Vestido Emery de la colección Rosa Clará Couture 2021.

En su taller de costura en el barrio barcelonés de Pedralbes, uno de los tres edificios con los que cuenta en Cataluña y de los que sale el grueso de su producción, el ritmo ha vuelto a tomar brío después de los primeros meses de parón. “El año que viene iremos todos de boda. Llegarán tiempos mejores y todos tendremos ganas de celebraciones”, dice con la misma vitalidad y optimismo que en 1995, cuando comenzó con una tienda en el Paseo de Gracia. “La juventud está en el cerebro”, puntualiza mientras posa con traje de chaqueta entallada y pantalones pitillo, luciendo figura que mantiene con ejercicio diario a las siete de la mañana.

“Es una campeona”, dice su hijo, Daniel Clará. “Es encantadora, inteligente, buena madre… Es una mujer admirable”, añade. “Nada es fácil en la vida –continúa ella–. Todo se consigue con esfuerzo. Yo, en estos 25 años que se me han pasado como un suspiro, he dejado muchas cosas en el camino. He sacrificado gran parte de mi vida por la empresa. Me perdí, por ejemplo, mucho de la infancia de mi hijo”, apunta mirando con complicidad a Daniel, arquitecto de formación y recién incorporado a la empresa. “Bueno, tengo dos hijos, el natural y la empresa –dice sonriendo de nuevo–. Y estoy feliz de que se haya incorporado, de que el futuro esté garantizado como empresa española y familiar. Unir a ambos es mi gran sueño realizado”.

Rosa Clará y su único hijo, Daniel, que se ha incorporado a la empresa familiar, posan en su taller de Barcelona.
Rosa Clará y su único hijo, Daniel, que se ha incorporado a la empresa familiar, posan en su taller de Barcelona.

Se ve a primera vista que la relación madre–hijo es espléndida. “Somos amigos”, apunta él, que volvió en verano a Barcelona tras pasar varios años en Estados Unidos y China, estudiando másteres de negocios y conociendo en profundidad dos mercados clave. para la firma “Nos queda mucho por crecer. Los próximos años supondrán nuevos retos, nuevas adaptaciones a las necesidades de las mujeres y, en definitiva, a lo que las novias quieran. Es un camino muy ilusionante”, remata Daniel Clará.