Chile cerró a las 18 horas las urnas del referéndum nacional en el que los votantes tuvieron la oportunidad de anular la Constitución pinochetista que lleva 40 años vigente en el país. El gobierno de Sebastián Piñera destacó el «alto interés de las personas por participar».

El voto a favor de cambiar la Constitución lideraba ampliamente con un 77% el recuento de la jornada electoral de este domingo, según resultados oficiales parciales con más del 11% de los votos escrutados (a las 22 hs).

«Tenemos una buena evaluación del proceso. Se ha hecho a lo largo de todo el país en calma y tal como es nuestra tradición democrática con mucha seguridad para que todas las personas puedan ejercer su derecho a sufragio», dijo el portavoz del Gobierno, Jaime Bellolio.

«Este 25 de octubre nació de un momento de profunda división entre los chilenos. Hoy, un año después, es una tremenda oportunidad que tenemos como país reconciliarnos y volver a encontrarnos en plena democracia», agregó el portavoz.

Piñera, por su parte, dijo al emitir su voto que “la inmensa mayoría de los chilenos queremos cambiar nuestra Constitución”. De los cuatro partidos que conforman la coalición Chile Vamos que apoya a Piñera, solo uno apoya la reforma, mientras que el partido del presidente está dividido.

«Cualquiera sea el resultado, esta noche no es el fin, es recién el comienzo del futuro», agregó el presidente que asumió su segundo mandato en marzo de 2018.

Pero los chilenos no solo debieron decidir si quieren tener una nueva Carta Magna, sino la vía para elaborarla. Así, pudieron elegir entre una «Convención Mixta Constitucional», integrada en partes iguales por miembros elegidos popularmente y parlamentarios en ejercicio, o una «Convención Constitucional» conformada exclusivamente por miembros elegidos popularmente.

De acuerdo con el citado sondeo, el 61 por ciento se decantan por la opción de la Convención Constitucional, que estaría integrada por 155 ciudadanos con igual número de mujeres y hombres, mientras que el 21 por ciento se inclina por la primera opción, que estaría dotada de 86 ciudadanos y 86 diputados designados expresamente por el Congreso.

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Adiós a una Constitución nacida en la dictadura

La Constitución chilena actual de 1980, enmendada en 42 ocasiones con el paso de los años, es vista por amplios sectores de la sociedad, en particular por los partidos de izquierda, como uno de los principales motivos de la desigualdad imperante en el país y por la que los chilenos se echaron masivamente a las calles hace un año.

Así, los partidarios de la reforma apuestan por cambios sobre todo en materia social y un mayor papel del Estado frente al dominio de instituciones privadas, a las que se responsabiliza del elevado coste de la educación o a las bajas pensiones, entre otros.

Sus detractores, por contra, consideran que si se amplían los poderes del Estado se frenará a la economía de Chile, un país cuyos habitantes tienen una renta per cápita que es el doble a la media de la región. En este sentido, se inclinan mejor por otras vías como pueden ser una reforma fiscal, de las pensiones o del sistema educativo sin la necesidad de cambiar por completo la Carta Magna.

El próximo paso

En caso de confirmarse la opción de la Convención Constitucional, sus integrantes serían elegidos en abril de 2021 y comenzaría a sesionar hacia finales de mayo. Para esas fechas, cabe esperar que el país se encuentre en plena precampaña para las primarias presidenciales, previstas para el 4 de julio. Al sucesor de Piñera se le elegirá el 21 de noviembre -igual que al Congreso- y en caso de la necesidad de segunda vuelta, se produciría el 19 de diciembre.

«Dado que muchos miembros de la Convención Constitucional indudablemente tendrán afinidades políticas con candidatos presidenciales, las promesas que los aspirantes a la Presidencia hagan probablemente encontrarán un eco» en dicho organismo, advierte Patricio Navia, profesor de ciencias políticas en la Universidad Diego Portales (Chile), en declaraciones a ‘Americas Quaterly.

A esto hay que agregar, subraya, el hecho de que en general cuando se modifica una Constitución el texto resultante suele ser más amplio que el original. «Existe una elevada probabilidad de que la nueva Constitución chilena actúe como esponja, incorporando muchas de las cuestiones que surjan durante las campañas de 2021», apunta.

DS