El bielsismo explícito de estos días despertó al antibielsismo enojado. Una grieta más. Entre el hincha de a pie, o de tribuna, se diferencia el que admira el perfil del rosarino y lo sigue desde hace años por Marsella, Bilbao, Lille y ahora Leeds, del que nunca le perdonará el dolor del Mundial 2002 y el ninguneo a Riquelme.

¿Qué pasa con los periodistas, a los que no nos da una nota desde hace más de veinte años? Algo parecido, mezclado con gustos y broncas personales. Claro, también cuesta aceptar cuando alguien como Bielsa nos escanea con precisión laser y nos deja en flagrante off side.

En 2017, en Brasil, expuso lo que llamaremos el Teorema Neymar.

En su crítica a los medios, expuso: “El mismo argumento que se utiliza para amplificar un comportamiento en la victoria es el que se utiliza para condenar el comportamiento en la derrota. Lo traduzco: si Neymar recupera la pelota, contraatacamos y hacemos un gol y ganamos ocho partidos seguidos, (el periodismo dice) ‘mirá lo domesticó a Neymar, hizo que Neymar fuera colectivo en vez de individual’, pero el día que pierda (el periodismo dice) ‘este burro en vez de hacerlo jugar a Neymar al lado del arco lo hace perseguir al marcador de punta rival’ y eso es la especialidad de los medios de comunicación. Los medios de comunicación se especializan en pervertir a los seres humanos según victoria o derrota y esto se verifica en que lo que te hace importante cuando ganás es lo mismo que te hace inútil cuando perdés”.

El Bielsa antimedios también es explícito, pasional, exagerado y ya no nos deja discutir con él, algo que algunos extrañamos.

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