miércoles 24 de diciembre de 2025

Adiós, June (Goodbye June, 2025) es la historia de una despedida. Pero no solo la de June, la mujer del título (interpretada por Helen Mirren), sino la de toda la familia que la rodea. En esa decisión narrativa, la película se aleja de la tragedia humana pura —sin desprenderse del todo de ella— para poner el acento en los vínculos familiares.

El inicio es genial, sobre todo tratándose de la ópera prima de Kate Winslet. Con solo un par de planos entendemos el deterioro físico de la veterana pareja que componen June y Bernie (Timothy Spall). Ella se desvanece y, ya en el hospital, la familia completa se reúne para recibir la peor noticia: el cáncer avanzado no tiene retorno.

La película trata sobre cómo los cuatro hermanos, muy disímiles entre sí, junto al padre, procesan la inminente pérdida. Es un viaje doloroso e inevitable que reconfigura las dinámicas familiares y pone en crisis las ya establecidas. Julia (Kate Winslet) es la hermana hipercontroladora que, a la vez, cría a un hijo pequeño con discapacidad. Ella está enfrentada con su hermana Molly (Andrea Riseborough), con quien compite desde la infancia y con quien no puede mantener una conversación sin reproches. Helen (Toni Collette) es la hermana «hippie» que recurre a terapias alternativas y está embarazada. Por su parte, Connor (Johnny Flynn) es el hermano varón que aún vive con sus padres; padece inestabilidad emocional y es el más sensible de todos. Finalmente Bernie es el padre, quien históricamente reposó en su esposa tanto para la relación con sus hijos como para sus propias necesidades. Ahora, la situación cambia para todos.

Toda la primera parte, donde se presenta a la familia como un torbellino de problemas internos con los niños dando vueltas por la habitación del hospital, es muy buena. Uno puede vincular esa dinámica caótica, pero afectiva, con su propia familia. Es un realismo que surge de personajes carismáticos y momentos de humor nacidos de pequeños malentendidos o gestos fuera de lugar; una forma de ser propia de cualquier hogar.

Sin embargo, en la segunda mitad la película se aleja del realismo para construir, poco a poco, una fábula navideña. El mensaje se antepone a las posibilidades reales presentadas anteriormente, lo que provoca que algunas problemáticas internas que parecían irreconciliables se recompongan hacia el final del relato, mágicamente y «espíritu navideño» mediante.

Más allá de este giro del guion de Joe Anders (hijo de Winslet y el director Sam Mendes), la trama se encarga de que cada personaje, interpretado magistralmente por un elenco de lujo, tenga su momento de crisis y posterior evolución favorable. Por esto, Adiós, June no deja de ser una película conmovedora sobre la forma de procesar la partida de un ser querido. Y, si bien cuenta con un par de «golpes bajos», el carisma de los actores y el foco puesto en “los que se quedan” dotan de solvencia a la propuesta.