La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en su 62° sesión plenaria, destacó a las cooperativas como organizaciones esenciales para el desarrollo social. La resolución, que se emitió el 15/12/2025, reconoce que, esas entidades «promueven la máxima participación posible en el desarrollo económico y social de las comunidades locales y de todas las personas, incluidas las mujeres, la juventud, las personas de edad, las personas con discapacidad y los Pueblos Indígenas, cuya inclusión refuerza el desarrollo económico y social, y contribuyen a la erradicación de la pobreza y el hambre». Y realiza una exhortación a los Gobiernos, para que “proporcionen apoyo presupuestario específico, para aumentar la capacidad de las cooperativas y promoverlas …”. 

La Resolución fue aprobada por una mayoría abrumadora de 179 países a favor, pero el presidente Javier Milei mandó a votar en contra, él considera que el cooperativismo está teñido de un colectivismo socialista. Solo tres Estados se opusieron, Argentina, junto a Estados Unidos e Israel.

Alianza Cooperativa Internacional 

La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) representa a 1.200 millones de personas, reúne a más de 300 entidades confederativas de 110 países, las que nuclean a tres millones de cooperativas y tiene más de 120 años de historia. En su momento, reconociendo la trayectoria personal del destacado cooperativista argentino Ariel Guarco y él representar un país como Argentina, en el que existen más de 15.000 cooperativas activas, que nuclean a unos 18 millones de asociados y generan empleo registrado para 316.000 personas, se lo eligió como presidente de la ACI, en dos oportunidades, cargo que ocupa actualmente. Lo que debe enorgullecernos como argentinos y dolernos, a la vez, la actitud asumida por el gobierno argentino ante la resolución de la ONU.

Milei en contra de las cooperativas

La postura adoptada por Milei, es preocupante, carece de argumentos técnicos o económicos explícitos y se aparta de la tradición histórica del país en materia de cooperativismo y sus instituciones hermanas, como son las mutuales

Esa actitud del gobierno nacional deja explícito un accionar contrario a la economía solidaria, lo que se evidencia, entre otros aspectos, cuando se pretende modificar la legislación educativa, y en ella se elimina la obligatoriedad de contenidos de enseñanza respecto de cooperativas. La actual Ley 26.206 de Educación Nacional promueve la inclusión curricular de la temática y la creación de cooperativas escolares. A su vez, el decreto 1.171/2003, declara de alto interés la enseñanza de los principios del cooperativismo y formar a los estudiantes en valores de ayuda mutua y solidaridad. Incluso, en muchas constituciones provinciales se establece la necesidad del fomento y desarrollo de cooperativas y mutuales, (ver, por ejemplo, arts. 36 y 101 de las Constituciones de Córdoba y Santiago del Estero, respectivamente, entre muchas otras). 

También el presidente Milei, a dichas organizaciones sin fines de lucro, propone que se les obligue a pagar impuesto a las ganancias, cuando hoy están exentas de dicho abono, porque no generan “ganancias” sino excedentes repartibles. Sin embargo, el gobierno exime o reduce impuestos de diversos tipos, a grandes organizaciones con fines de lucro y, por ejemplo, busca eximir del impuesto a las ganancias a la compraventa de activos financieros -bonos, obligaciones negociables, acciones, fondos comunes de inversión, etc.-.

La economía solidaria integradora del país 

En gran medida fueron las cooperativas y las mutuales, representativas de la economía solidaria, las que acortaron la brecha del atraso, especialmente, en el llamado “interior del interior” de la Argentina y permitieron concretar mejoras tecnológicas y de calidad de vida, con tesón y heroísmo. Ellas lograron que, en muchas localidades, entre todos los habitantes de esos lugares pudieran acceder a energía eléctrica, teléfono, agua corriente y potable, gas natural, alumbrado público, sistema de cloacas, pavimento, cordón cuneta, emisoras de radio, TV por cable e Internet, entre muchos otros valiosos emprendimientos.

Asimismo, tanto cooperativas como mutuales se encargaron de brindar también otros beneficios solidarios, como el permitir acceder a créditos accesibles y a contar con servicios de ambulancia, bancos de sangre, enfermería, farmacia, asistencia médica, préstamos de prótesis, turismo social, sepelios, acceso a viviendas, generación de fuentes de trabajo en general, propuestas culturales y educativas, fomento de expresiones artísticas, ámbitos de socialización, actividades deportivas, impresión de diarios, revistas y libros, etc.

Preservan la dinámica democrática

Los movimientos cooperativo y mutual eran y son estructuras sociales de particular importancia en la preservación del espíritu y la dinámica democrática integradora y sin discriminaciones de ningún tipo. Ni en los periodos de facto y de máxima persecución de ideas y personas, se pudo impedir que las cooperativas y mutuales ejercieran y desarrollaran su filosofía y sus modos de participación plural y democrática de personas al servicio del bien común. Hubo y hay en ellas, todos los días, mujeres y hombres que, alrededor del espíritu solidario, se reúnen para consensuar decisiones, al servicio de intereses colectivos. Ello ha sido, indudablemente, la llama piloto del fuego democrático, que siempre hay que mantener encendida integralmente.

Ellas, cooperativas y mutuales, desde sus valores y principios, trabajaron y trabajan en una construcción social equilibrada, en la que la solidaridad esté por sobre el estatismo y el individualismo, permitiendo una mejor y más justa participación en los bienes y servicios.

Generan comunidad

Las cooperativas y mutuales, además, animan a la unión de muchos al trabajo en equipo y al esfuerzo conjunto para lograr grandes metas, fomentando la solidaridad recíproca. Ellas, no solo producen bienes y servicios, sino que también ayudan a generar «comunidad», creando espacios de encuentro, solidaridad y organización democrática.

El trabajo cooperativo se opone a la mentalidad individualista, priorizando el bienestar de todos/as y el interés colectivo.

Economía sanadora y de honestidad

El Papa Francisco siempre fue un firme defensor del cooperativismo y el mutualismo, considerándolo una «economía sanadora» y una forma de construir una sociedad más justa y solidaria, en contraposición al individualismo y la indiferencia. Él promovió la cooperación y el mutualismo, por ser una manera de alcanzar una “economía de honestidad”, modelo de desarrollo que pone a las personas en el centro, creando comunidad y fomentando la inclusión y alentó a las cooperativas a extender su trabajo a nivel internacional.

Justicia social integradora

Asimismo, la economía solidaria que enarbolan cooperativas y mutuales, son motores esenciales en la erradicación de la pobreza y para poder lograr la creación de empleo, inclusión y trasformación con justicia social.

El cooperativismo y el mutualismo han demostrado la capacidad de generar trabajo decente, fomentar la democracia económica y fortalecer a las comunidades locales. Presupuestos esenciales también, en la conformación de la conciencia de Patria, asumida en la historia común participativa, que anuda las generaciones.

Hay que trabajar, por una sociedad cooperadora y solidaria, que es muy superior en sus logros y efectos, a la economía individualista de la competencia, regida solo por el mercado.

No se puede permitir que Milei y su postura libertaria anárquica, quiera borrar el cooperativismo y mutualismo, con su historia y dinámica que nos ennoblece como país.