Reconozco que cada vez empiezo antes a montar la Navidad en casa. De hecho, hace unos días publicábamos en esta sección un tema sobre por qué es un error esperar al Puente de Diciembre. Pero si eres de las rezagadas que todavía no ha vestido su casa de Fiesta ni ha sacado del trastero el abeto, las luces y las bolas, tienes que seguir leyendo porque te vamos a contar el truco definitivo para hacerlo mejor.
Las tendencias de este 2025 para el árbol de Navidad se mueven entre el maximalismo romántico en el que mandan los lazos, al minimalismo sofisticado que respira lujo silencioso. Además, la paleta tradicional de rojos, verdes y dorados se amplía a una gama más fría con azules profundos, blancos nieve y tonos plata y la madera se antoja protagonista a través de detalles nostálgicos con tintes vintage.
Una vez repasada la teoría de qué se lleva, toca ponerlo en práctica. Y aquí, una lleva perfeccionando su técnica desde hace años para que la ejecución sea más rápida y más fácil y, por supuesto, el resultado, mucho más armónico y aesthetic. ¿El truco? Seguir un orden concreto a la hora de colocar los adornos.
Eso sí, antes de ponernos manos a la obra, debemos tener en cuenta unos cuantos aspectos esenciales. Antes de empezar, decide la ubicación en la que vayas a colocar el árbol y elige un abeto de un tamaño que se adapte a ese espacio para que pueda brillar con todo su esplendor. Comprueba también que todos los adornos que vas a colocar están en perfecto estado y reemplaza los que veas rotos o desgastados.
Además, vigila que tus guirnaldas de luces sean lo suficientemente largas como para cubrir toda la superficie del árbol (sin pasarte, que si no, no se verá nada más) y que todas las bombillas funcionan correctamente. Por último, si vas a montarlo con tus hijos, nietos o sobrinos, olvida todo lo que estás leyendo porque ellos marcarán la pauta y no podrás hacer nada por evitarlo. Y aunque sea un caos, será el caos más bonito.
El orden correcto para colocar los adornos del árbol de Navidad
Si tu abeto de Navidad es artificial, lo primero que tendrás que hacer, aunque parezca obvio, es montarlo procurando que todas las ramas están bien abiertas. Con esto, conseguirás que se vea más majestuoso. Además, yo intento siempre tapar la base de la estructura para dar un toque más sofisticado. Puedes usar alguna tela bonita (un terciopelo granate siempre es un sí), meterlo en una cesta de mimbre a modo de macetero o rodearlo de cajas de regalo. Eso sí, si eliges esta opción, deberá ser el último paso para no entorpecer el trabajo.
Ahora, llega el momento de empezar a colocar nuestros adornos y, por mi experiencia, lo mejor es comenzar siempre con las luces. De esta manera, conseguirás que se integren mejor e iluminen todas las zonas por igual sin estar condicionada por el resto de piezas. Además, empieza siempre de arriba a abajo pues, de esta manera, te resultará más fácil enchufar la guirnalda a una fuente de corriente, si es que la necesita.
Si vas a poner cintas, lazos o espumillón, este es el momento, ya que te ayudarán a dar estructura visual antes de seguir con el resto de la decoración. En este caso, puedes optar por tres estilos diferentes: en espiral clásica, rodeando toda circunferencia; en cascadas verticales, pero sin tensarlas; o entrelazándolas entre las ramas de una forma más orgánica y natural.
Después, pasamos a los adornos, que colocaremos en orden decreciente, empezando por los más grandes. Al tener más peso visual por su tamaño, su distribución debe estar equilibrada en el conjunto y así será más sencillo alternar el resto. Si tienes algún adorno con un significado especial, empieza por él y colócalo en un lugar protagonista para que acapare todas las miradas.
A continuación, ve colocando en los huecos libres aquellos que sean más pequeños de tamaño. Puedes combinar diferentes elementos como bolas, campanillas, copos de nieve lazos u otro tipo de adorno, intentando mantener siempre un poco de orden y simetría para que el resultado final sea más armónico y elegante. Por último, corónalo con la tradicional estrella, un ángel o algún otro detalle, que será el broche final.










