Carla Domínguez

Un año más se celebra una de las citas más esperadas en el Principado de Mónaco. Como cada 19 de noviembre, Alberto II ha reunido a toda su familia para festejar el Día Nacional, una de las celebraciones institucionales más importantes del país. Acompañado por su mujer, la princesa Charlène, y rodeado por el resto de la familia como Alexandra o Carlota Casiraghi.

La jornada ha comenzado con la tradicional misa en la catedral de Nuestra Señora Inmaculada, un acto solemne que marca el inicio de esta festividad tan arraigada. Una de las protagonistas ha sido Beatrice Borromeo, quien se ha incorporado a los actos oficiales tras dar a luz a su tercer hijo.

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Este año, la expectación era aún mayor debido al reciente nacimiento del tercer hijo de Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo. El pasado 4 de octubre, la pareja daba la bienvenida a su primera hija, Bianca Carolina Marta, después de Stefano y Francesco. Un mes y medio después, todas las miradas estaban puestas en la reaparición de Beatrice, una de las figuras más elegantes y admiradas del panorama royal.

La aristócrata italiana ha vuelto a escena con la serenidad y sofisticación que la caracterizan, completamente recuperada del embarazo y fiel a su imagen impecable. Su presencia en el Día Nacional no solo simboliza la vuelta a la vida pública, sino también el poder de su estilo, siempre elegante, siempre coherente.

El look de Beatrice Borromeo al detalle

Para la ocasión, Beatrice ha confiado en Dior, la maison francesa de la que es embajadora desde hace años. Su elección ha sido un vestido gris de corte clásico y líneas depuradas, un diseño que parecía hecho a medida de su estética atemporal. Una vez más, ha demostrado que la elegancia puede ser silenciosa y rotunda al mismo tiempo.

El vestido presentaba un elegante cuello redondo, manga larga y una silueta ceñida con cinturón a tono, que enmarcaba su figura con naturalidad. La falda midi, con ligero vuelo, aportaba movimiento y sofisticación. Combinado con salones negros, guantes de piel y una cartera de mano minimalista, el conjunto alcanzaba un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad.


Beatrice Borromeo en su llegada a la iglesia.


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El recogido, un moño pulido adornado con un lazo de terciopelo negro, completaba un look de impecable armonía. En un día en el que cada miembro de la familia aporta su propia interpretación de la etiqueta, la imagen de Beatrice destacó por su sobriedad y refinamiento.

Tras la ceremonia religiosa, los Grimaldi se reunieron frente al Palacio para presenciar el habitual desfile militar, otro de los momentos emblemáticos de la jornada. Allí se pudo ver a los príncipes Jacques y Gabriella, así como a los nietos de Carolina: Sasha, India y Max; Raphael y Balthazar; y los dos hijos mayores de Pierre y Beatrice, Stefano y Francesco.


Beatrice Borromeo con vestido gris de la firma francesa Dior.


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La duda era si la pequeña Bianca haría su primera aparición desde el balcón del palacio. Finalmente, sus padres han preferido mantenerla en la intimidad, preservando ese primer momento para más adelante. Una decisión que encaja con la discreción que siempre han mostrado en lo que respecta a su vida familiar.

Con esta reaparición, Beatrice Borromeo reafirma su estatus como icono de estilo dentro de la realeza europea. Su presencia, medida hasta el último detalle, vuelve a demostrar por qué es una de las mujeres más admiradas del continente y una de las embajadoras de moda más influyentes de su generación.

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