Nació al filo del nuevo milenio, el 12 de julio de 1999 en Quilmes, un rincón del conurbano bonaerense marcado por la lucha cotidiana y el fútbol como escape. Hijo de una familia humilde, su nombre es un tributo a Senna, un capricho de su abuelo, fanático empedernido del legendario piloto brasileño de la Fórmula 1. Creció pateando pelotas en las calles polvorientas de Bernal, soñando con las inferiores de un grande. El deporte fue su refugio y su historia estuvo atravesada por el sacrificio. Por eso Ayrton Costa, la figura de Boca del último domingo y autor del gol que abrió el partido ante Tigre, hoy se ganó el reconocimiento popular.

El zaguero, que también puede jugar como lateral izquierdo, llegó a Boca el 16 de enero de 2025. El club azul y oro le pagó 3,5 millones de dólares al Royal Antwerp de Bélgica y su arribo fue recibido con escepticismo. Juan Román Riquelme lo vio como un competidor para Marcos Rojo. Los hinchas criticaron su incorporación. Bajo la conducción de Fernando Gago, debutó en el once inicial aprovechando las lesiones de sus compañeros, pero la rotación constante y una derrota ante Alianza Lima en abril generaron dudas. En junio, con la contratación de Miguel Angel Russo, también llegó Marco Pellegrino y de entrada se ganó el puesto.

Costa respondió con solidez en el Mundial de Clubes, que finalmente pudo jugar tras los problemas de visado. Estados Unidos fue el escenario de su drama y redención. Semanas antes, el rechazo de la Embajada norteamericana -producto de las causas judiciales pendientes, incluyendo la probation de su hermano- lo dejó al margen del viaje inicial del plantel. Boca movió influencias diplomáticas y a 48 horas del debut ante Benfica, le abrió el camino. Llegó tocado, pero brilló: 90 minutos impecables contra los portugueses y Bayern Munich, conteniendo a cracks como Harry Kane y ganando elogios por su entereza.

El duelo ante los alemanes derivó en un desgarro en el gemelo que lo dejó fuera de carrera durante 54 días. Volvió en agosto y ya no salió más del equipo. Hoy, Costa es un pilar indiscutido en la defensa de Claudio Ubeda. Lleva 23 partidos en el año, con dos goles clave. Hizo uno ante Newell’s el mes pasado y otro el domingo.

Ayrton encaja en el ADN xeneize. “La gente en la Bombonera nos da mucha energía. Russo me esperó hasta el final y eso me dio confianza. También me acompañó Riquelme. El plantel está muy unido y eso nos hace fuertes. Con (Lautaro) Di Lollo somos como hermanos dentro y fuera de la cancha. Creo que estamos para cosas importantes”, declaró la semana pasada, después del Superclásico. Contra Tigre, compartió la zaga con Nicolás Figal y se lució.

Costa juega con confianza y eso se observa en la cancha. Es el jugador con el mejor promedio de intercepciones defensivas en el campeonato (casi 3 por partido) y su rendimiento llamó la atención en el exterior: tanto Paraguay como Cabo Verde lo quieren en su selección. Con raíces guaraníes y un abuelo caboverdiano, recibió propuestas que descartó. Su ilusión es representar a la Argentina, nada menos.

Costa arrastra una historia pesada. En 2018, con apenas 19 años y ya en las divisiones inferiores de Independiente, se vio envuelto en una causa judicial por robo calificado en banda junto a su hermano Carlos y un amigo. Aunque no quedaron detenidos -el botín fue recuperado y no portaban armas-, el episodio dejó una mancha que lo perseguiría años después. Peor aún, en 2023, el femicidio de Agustina Aguilar, pareja de su hermano -quien cumplía probation por robos previos-, salpicó a Ayrton con acusaciones de encubrimiento por parte de la familia de la víctima. Costa, entonces titular en el Rojo, negó todo y se enfocó en su carrera, pero el dolor familiar se profundizó ese mismo año con el asesinato de su primo Hernán Damián Costa durante un intento de robo en Florencio Varela.

De Independiente pasó a Platense y de Vicente López cruzó el Atlántico. Riquelme confió en su pericia, a pesar de los cuestionamientos. Y se transformó de cuestionado a referente con personalidad y resiliencia: superó sombras familiares y burocráticas para ser el escudo que Boca necesita camino a la gloria.