
lunes 17 de noviembre de 2025
El punto de partida es conocido para quienes leyeron H Is for Hawk (2014): cuando Alisdair Macdonald murió, su hija Helen, investigadora del Jesus College de Cambridge, buscó en la cetrería un modo de atravesar el duelo. En aquel libro premiado con el Samuel Johnson Prize y el Costa Book of the Year, la autora elaboró una trama íntima centrada en el vínculo con su padre, en sus escapadas compartidas y en la manera en que ambos registraban el mundo natural. También incorporó una biografía paralela de T. H. White y una exploración del paisaje como territorio emocional y narrativo.
Alisdair Macdonald trabajó durante casi treinta años para el Daily Mirror. Su archivo incluye desde la gira Olympia de los Beatles en 1963 hasta retratos domésticos de figuras públicas. También la imagen del obrero que, tras romper una tubería en Pilmico, camina cabizbajo con un martillo neumático y policías a los costados, fotografía que obtuvo el primer lugar del World Press Photo en la categoría Humor de 1989. Su muerte repentina en 2007 dejó a Helen en un estado de derrumbe que derivó en la decisión de entrenar a una azor hembra bautizada Mabel.
En 2024, Film4 y Plan B Entertainment impulsaron la adaptación cinematográfica. Philippa Lowthorpe asumió la dirección, mientras Emma Donoghue escribió el guion. Claire Foy interpreta a Helen desde un registro introspectivo que se fragmenta en episodios y flashbacks donde asoma Alisdair, encarnado por Brendan Gleeson. Ese ida y vuelta construye la presencia paterna como memoria activa y no como recuerdo fijo.
La escena de la compra del azor, con Christina (Denise Gough) como aliada en la aventura, introduce el universo paralelo del comercio informal de aves rapaces. La secuencia funciona como preludio de la discusión ética que aparecerá más adelante, cuando Helen sea cuestionada por jóvenes ecologistas sobre el uso del ave para cazar. Su respuesta, anclada en el conocimiento biológico, expone una mirada sin ornamentos sobre los ciclos naturales.
La fotografía de Charlotte Bruus Christensen sostiene una lógica cercana al cine observacional: planos a ras del suelo, cámara que sigue el desplazamiento de Mabel y un diseño visual que acompaña la deriva emocional de Helen sin imponerse sobre ella. La producción apuesta por una estructura que combina reconstrucción íntima y procedimientos del documental, aunque nunca abandona la ficción como soporte principal.
La película prescinde de algunos elementos centrales del libro —la biografía de White, la exposición del proceso narrativo, ciertos pasajes de cetrería—, pero mantiene el pulso que articula duelo, memoria y lenguaje. Su acercamiento al dolor encuentra un eco con propuestas previas como Into the Wild (2007), donde la experiencia extrema funciona como manera de procesar una pérdida y reformular un recorrido vital.
H Is for Hawk (2025) se sostiene en esa tensión entre reconstrucción y búsqueda: el gesto de entrenar a un ave para entender la ausencia y la posibilidad de encontrar un modo de seguir adelante.








