Sara Flamenco

La autoestima es el motor que impulsa cómo te ve y la forma en la que te enfrentas al mundo. No se trata solo de quererse, sino de reconocerse con tus fortalezas y tus debilidades, y aún así sentirse valioso. Cultivar una buena autoestima no es un lujo, es una herramienta esencial para una vida emocionalmente saludable y equilibrada. Y esto no sólo afecta a tu calidad de vida personal e individual, sino que también te ayuda a construir relaciones saludables con el entorno.

Son muchos los que confunden autoestima con ego y no tienen nada que ver. Como hemos explicado, la autoestima supone quererte con lo que eres, tanto tus cosas buenas como aquellas que no lo son tanto. El ego excesivo supone ver sólo tus puntos fuertes, haciendo ver que eres perfecto y mostrándote como tal. ¿Imaginas qué es lo que deberías cultivar y qué no?

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Aceptación y acción, los dos ingredientes para una buena autoestima

Sobre este asunto se pronunciaba la psicóloga Silvia Congost en una de sus publicaciones en redes sociales. La experta explica que existen dos ingredientes clave que debes cultivar. El primero es la aceptación: «Tenemos que ver si algo que no nos gusta es algo que forma parte de nosotros a nivel genético o biológico. Imagina que miden un metro veinte, por mucho que te rechaces por tu altura, no vas a cambiarla, hay que aceptarlo», explica.

No estamos hablando de conformismo, sino de aceptar aquello que no podemos cambiar y aprender a ser feliz con ello. «Aquí es donde tengo que trabajar para aceptarlo y por fin liberarme de esa carga», asegura en el vídeo. No se trata de asumirlo con resignación pero sufrir cada vez que piensas en ello, sino de aceptarlo de verdad y jugar con las cartas que te tocan.

Y aquí llegamos al segundo ingrediente esencial para tener una buena relación contigo mismo, y es la acción. Tal y como señala la experta, existen puntos que sí podemos cambiar si no estamos conformes con ellos y ahí es cuando hay que tomar acción para «cambiar, mejorar o resolver lo que sí esté de nuestra mano y sea nuestra responsabilidad«.

Los peligros de tener la autoestima baja

Tener una autoestima baja no es algo inocuo, ya que puede afectar y mucho a la manera en la que te enfrentas al mundo. Cuando alguien no confía en su propio valor, es más probable que evite tomar decisiones importantes por miedo a equivocarse. Esa inseguridad constante puede frenar oportunidades laborales, académicas o personales y, con el tiempo, puede hacer que dejes de luchar por lo que realmente deseas

El impacto emocional de una autoestima baja no debe subestimarse. Quienes se sienten poco valiosos tienden a experimentar tristeza, ansiedad o irritabilidad con mayor frecuencia. Este malestar emocional puede crecer silenciosamente y dar paso a problemas más serios como la depresión. Además, es común que las personas con baja autoestima sean demasiado duras consigo mismas, se critiquen constantemente y tengan dificultades para perdonarse sus errores o reconocer sus logros.

Las relaciones personales también sufren cuando la autoestima está por el suelo. Una persona que no se siente digna de afecto puede aceptar malos tratos, conformarse con relaciones tóxicas o evitar vínculos cercanos por temor al rechazo. En muchos casos, se desarrolla una dependencia emocional en la que se busca validación constante en otros, lo que debilita aún más la confianza interna y la autonomía personal.

Por último, la baja autoestima puede llevar a comportamientos autodestructivos. Desde descuidar la salud física hasta involucrarse en situaciones dañinas, el mensaje interno de «no valgo lo suficiente» puede tener consecuencias serias. Trabajar en la autoestima no solo mejora el ánimo, también abre la puerta a una vida más plena y segura.

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