Elena Romero Vargas

En la provincia de Valencia se esconde uno de los pueblos más especiales de España. Ubicado en la comarca de Los Serranos se encuentra Chelva, un municipio de interior que presume de tener una estética de lo más particular, fruto de la herencia que los siglos han ido dejando en él, que poco tiene que envidiarle a otros destinos soñados de la Comunidad Valenciana como este pueblo pesquero con casitas de colores o la isla más especial de la región.

Para hablar de la historia de Chelva tenemos que remontarnos al Neolítico, época de la que datas los restos arqueológicos más antiguos de la región. Posteriormente, fue zona de asentamiento de íberos y romanos, de los que no se conserva mucho pero que han dejado huellas tan importante como el Acueducto de Peña Cortada, uno de los más importantes del país y declarado Bien de Interés Cultural en 2004.

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Pero, sin duda, el esplendor de Chelva comienza con la llegada de los musulmanes. Los siglos de lucha entre éstos y los cristianos por el poder de la región se tradujeron en un impresionante patrimonio histórico y artístico que aún hoy sigue en pie y del que es bastante responsable la convivencia armónica entre cristianos, musulmanes y judíos que tuvo lugar en la región hasta el siglo XVII.

Como resultado de este mestizaje cultural hoy en día podemos ser testigos de barrios con trazados curiosos, calles estrechas y espacios en los que aún hoy se respira la esencia de estas generaciones pasadas. Entre los barrios que forman su casco histórico se encuentra el barrio andalusí de Benacacira, que fue la medina de los musulmanes entre los siglos XI y XII y que conserva elementos típicos como los callejones sin salida o las casas encaladas.


Calles de Chelva, Valencia


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Pero si hay un barrio emblemático en este pueblo, ese es, sin duda, el barrio mudéjar-morisco del Arrabal, creado en el siglo XIV en el arrabal de la muralla que se mantuvo ocupado por los moriscos hasta el día de su expulsión y que hoy se encarga de mantener vivo el recuerdo de esta época en la zona. Entre los elementos más característicos del barrio, junto con sus calles serpenteantes, las fuentes o los callejones, son las casas con fachadas en color blanco y azul que son toda una seña de identidad de esta localidad.

Otro de los barrios más populares de Chelva es el barrio judío de Azolque, de estética claramente medieval presente en elementos como el trazado de sus calles o sus portales de entrada. En representación de la presencia cristiana está el barrio de las Ollerías, que data del siglo XIV y que recibe este nombre por los hornos de cerámica que aquí se encontraban.


Interior de la Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora de los Ángeles, en Chelva


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Los enclaves que no te puedes perder en tu visita a Chelva

En Chelva, el título de Bien de Interés Cultural no solo lo ostenta el Acueducto de Peña Cortada, hay otros monumentos que presumen con él de su valor patrimonial, como es el caso de la Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora de los Ángeles, considerada una de las obras más importantes del Barroco valenciano. Destaca por elementos en su interior, como el retablo manierista o la espectacular cúpula barroca, y en su exterior, como el imponente campanario de 60 metros de altura.

Otro de esos edificios de Chelva que bien merece una visita se encuentran en el barrio del Arrabal. Originariamente, el edificio en cuestión era la mezquita de Benaeça, original del siglo XIV, aunque desde el siglo XVI se conoce como la ermita de Santa Cruz. Es uno de los edificios más antiguos del pueblo y de los que mejor representan la herencia cultural que ha recibido la región gracias al paso por ella de tantos pueblos.


Palacio Vizcondal de Chelva, Valencia


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Mención especial merece también el Palacio VIzcondal, un edificio datado de finales del siglo XIV que fue la residencia del Vizconde de Chelva. Este imponente palacio se edificó, en realidad, a partir de un alcázar almohade del siglo XII que se fue integrando en la evolución del propio palacio y que todavía se encuentra en su interior.

Algo más reciente pero no por ello menos interesante es el refugio de la Guerra Civil que tiene acceso en la calle Mª Antonia Clavel de la localidad. Se trata de un túnel de unos 42 metros de largo al que se accede por unas escaleras y que cuenta con una galería principal y otra secundaria que servía de escondite en épocas de contienda.

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