El Pirineo aragonés es uno de esos lugares de cuento que atesora nuestro país. A modo de puerta de entrada al valle de Ordesa, en la provincia de Huesca, encontramos uno de los pueblos que mejor encarna la esencia pirenaica y en el que la arquitectura tradicional comulga a la perfección con el paisaje de montaña que hace de telón de fondo a esta localidad que bien merece la pena tener en el radar de cara a organizar escapadas para la próxima temporada.
Hablamos de Torla-Ordesa, un pueblo situado a 1032 metros de altitud y con una población que supera vagamente los 230 habitantes. La historia de su nombre se remonta al siglo XV, durante el reinado de Juan II de Aragón, y hace referencia a una antigua torre que se encontraba en este región y que tenía una función defensiva.
La situación fronteriza de Torla-Ordesa y su proximidad con Francia (pese a no tener conexión por carretera ) ha tenido un papel protagonista en el devenir de su historia. Los ataques por parte del país vecino forzaron a hacer de esta localidad un enclave amurallado y protegido contra estas amenazas. En el siglo XVI se convirtió en un recinto protegido con construcciones defensivas de las que aún se pueden ver algún resto.
El momento cumbre en la historia de Torla-Ordessa fue el siglo XVII, época de esplendor que queda manifiesta en algunas de las casonas que se construyeron en aquel momento y que aún hoy siguen dando testimonio de la grandeza de la localidad en aquellos años. Después de tener que reconstruirse el pueblo tras el impacto de la Guerra Civil española (y mantener muy bien su esencia original en el proceso), hoy Torla-Ordessa es uno de los enclaves turísticos más apreciados del Pirineo aragonés, y no nos extraña, pues la riqueza de su historia y la belleza de sus calles invitan a visitarlo, al menos, una vez en la vida.
Torla-Ordesa, Huesca
Servidor web de Turismo de Aragón

Qué ver en Torla-Ordesa
Uno de los mejores planes para hacer en Torla-Ordesa no es otro que pasear tranquilamente por su casco antiguo. Las callejuelas empedradas y las casonas hechas en piedra y pizarra con cierto aire medieval constituyen un paisaje de una belleza única que, además, encaja a la perfección con la estampa montañosa que ejerce de por sí de reclamo de la zona.
Entre los edificios más significativos del casco antiguo de Torla-Ordesa se encuentra la iglesia de San Salvador, que además tiene unas vistas impresionantes al macizo de Mondarruego. Aunque la construcción inicial era de estilo románico, en el siglo XVI fue reconstruida, respetando la esencia inicial y dando como resultado uno de los emblemas más significativos del pueblo.
Aunque desde dentro este pueblo no tiene en absoluto desperdicio, para maravillarte aún más de su belleza lo mejor que puedes hacer es pasar por su mirador, ubicado a la entrada de la localidad. Desde aquí tendrás una perspectiva perfecta de las casas de piedra, la significativa torre de la iglesia y, por supuesto, las montalñas pirenaicas que son las principales responsables del encanto único de Torla-Ordesa.
Calles de Torla-Ordesa, Huesca
Servidor web de Turismo Ordesa

Torla-Ordesa, el destino perfecto para amantes del senderismo
Además de su arquitectura y su legado histórico, Torla-Ordesa también suma entre sus reclamos las diferentes rutas de senderismo que puedes hacer a escasos minutos de este pueblo. Y es que Torla-Ordesa forma parte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, espacio naturla protegido y Patrimonio de la Humanidad desde 1997.
Una de las grandes ventajas de esta zona es que cuenta con rutas de senderismo apta para todos los niveles, desde itinerarios más exigentes hasta otros perfectos para hacer en familia. Una de las rutas más populares que puedes hacer si visitas Torla-Ordesa es la ruta hasta la casacada de la Cola de Caballo, uno de los enclaves predilectos de este Parque Nacional.
Una de las rutas principales que propone el Gobierno de Aragón para llegar hasta esta cascada tiene una duración de unas tres horas y un sendero de tipo lineal. Parte desde la Pradera de Ordesa y su extensión es de unos 16 kilómetros. Por el camino disfrutarás de enclaves únicos como el mazizo de Monte Perdido, el circo glaciar de Soaso o la propia cascada de la Cola de Caballo, sin olvidar la peculiar flora y fauna que pinta todo su paisaje.