
Un 7 de septiembre, pero de 2018, se producía el debut del padre de lo que posteriormente fue un cambio tan profundo como extraordinario en la Selección Argentina. Lionel Scaloni empezaba en un amistoso ante Guatemala un ciclo que ni él ni nadie hubiera imaginado en ese momento que desembocaría en el período de mayor prosperidad del conjunto nacional. Hoy, siete años después, la transformación es total. El presente, recostado sobre un colchón de laureles, trazó una enorme distancia con un pasado de crisis y frustraciones. De pasar de técnico en técnico y navegar sin un rumbo fijo a alcanzar una estabilidad magnífica, hija de un proyecto que, ladrillo a ladrillo, cambió en 180 grados la realidad albiceleste.
El Memorial Coliseum de la ciudad de Los Ángeles, California, fue el escenario donde dio a luz al Scaloni entrenador de la Mayor. El ex ayudante de Jorge Sampaoli venía de campeonar junto a Pablo Aimar en el torneo juvenil de L’Alcudia y aceptó el pedido de Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, de afrontar interinamente la primera gira post fracaso del Mundial de Rusia.
Fue un 3 a 0 ante Guatemala, con goles de Gonzalo Fernández (de penal), de Giovani Lo Celso y de Giovanni Simeone. Desde allí, lleva dirigidos 88 partidos en total (62 triunfos, 18 empates y 8 derrotas, lo que da un 77 por ciento de efectividad), 121 jugadores citados y cuatro coronas.
Sin saberlo, este novato DT nacido en Pujato ponía la piedra fundamental de su gran obra. Contra todos los pronósticos y también contra todas las críticas que alzaban la voz para remarcar la locura de poner en manos de un inexperto el destino la Selección, Scaloni se fue afianzando en el cargo.
Scaloni en su debut oficial como DT de la Selección Mayor, el 7 de septimbre de 2018, en un amistoso ante Guatemala. Foto: AFPEl estado de la Selección cuando agarró el Gringo era preocupante. Venía de quedar eliminada en Rusia 2018 ante Francia en octavos de final, lo que marcó el final de la gestión de Sampaoli en medio de una interna con sus dirigidos por diferencias en su conducción que estalló en el medio de la competencia. Y también fue el epílogo de varios referentes, algunos por decisión propia (Javier Mascherano, Lucas Biglia y Gonzalo Higuaín) y otros por decantación (Sergio Romero, Marcos Rojo, Ever Banega, por citar algunos nombres de peso).
De pronto, la Argentina se encontró cayendo al vacío: sin DT y sin un recambio prometedor a la vista. La crisis institucional que estalló en las entrañas de la AFA por el sillón vacante ante la muerte de Julio Grondona se llevó puesto el proyecto de Gerardo Martino, que tenía previsto aceitar una renovación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. El Tata renunció ante la falta de apoyo dirigencial y pasaron Edgardo Bauza y Sampaoli sin éxito.
Con jugadores importantes renunciados, referentes desgastados, sin recambio generacional a la vista, en el puesto 11 del Ránking FIFA y con una sequía de títulos de 25 años en ese momento, el panorama era sombrío. Se necesitaba un giro drástico. Mientras buscaba al técnico indicado, Chiqui Tapia dejó en Scaloni la responsabilidad de empezar con el casting de futbolistas para encontrar quiénes eran capaces de estar a la altura de vestir el manto sagrado celeste y blanco.
El Gringo, apoyado en Aimar, Roberto Ayala y Walter Samuel, se hizo cargo. Tan bueno fue su trabajo que primero se ganó la posibilidad de dirigir al equipo en la Copa América de 2019 en Brasil. En ese certamen fue de menor a mayor y terminó de encontrar una primera base sólida, con un Lionel Messi que comenzaba a exhibir fuertes signos de liderazgo. El tercer puesto conseguido ante Chile terminó de convencer a Tapia de que el indicado justamente era este ya no tan novato Scaloni.
Scaloni supo sacar la mejor versión de Messi en la Selección y lo ayudó a ganar todo. Foto: APEl mandamás de AFA recogió el consejo del Flaco Menotti y ratificó a Scaloni como el entrenador nacional hasta el Mundial de Qatar. Lo demás es historia reciente. En 2021 se cortó la sequía que alcanzó 27 años con la Copa América jugada nuevamente en Brasil. Como dijo Angel Di María, ahí al fin se rompió la pared.
Ahora, la Selección goza de gran salud. Ganó todas las competiciones oficiales que jugó desde allí en adelante: campeona del mundo en Qatar 2022; bicampeona de América (2021 y 2024); campeona en Wembley de la Finalissima ante Italia, el campeón de Europa (2022); y primera en las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al 2026, que se terminan este martes (Argentina visita a Ecuador en Guayaquil).
Lidera el Ránking FIFA hace dos años y cinco meses. No solamente es considerada la mejor selección en la actualidad sino que para muchos también es el equipo que mejor juega del mundo, incluyendo también a los clubes en la discusión.
Ya ninguna voz trasnochada se anima a objetar la figura de Messi, quien para una gran porción del planeta futbolero se consagró como el mejor de la historia. Las crudas críticas quedaron enterradas en el olvido y la crisis viró hacia un nirvana poco imaginado después de la eliminación temprana en Rusia.
El padre de la Scaloneta que ganó el Mundial en Qatar 2022. Foto: Fernando de la Orden / Enviado EspecialPor si todo esto no fuese suficiente, este presente paradisíaco tiene todas las herramientas para extenderse en el tiempo porque, lejos de quedarse engolosinado con las mieles del éxito y los elogios, Scaloni y su cuerpo técnico miran permanentemente hacia adelante. Y, a excepción de Messi, no se casan con nadie.
El recambio se aplica en el mientras tanto. Citación tras citación, aparecen y se van asentando nombres de jóvenes que apuntan a continuar con el legado: Franco Mastantuono, Nicolás Paz, Valentín Carboni, Gianluca Simeone, Thiago Almada, entre otros. Así, la sangre fresca se mezcla con la de experiencia, la mejor manera para que la sucesión se vaya dando naturalmente.
De la nada a la gloria en siete años. Más allá de todo los trofeos logrados, una de las mayores virtudes de Lionel Scaloni es mantener a tope a una Selección Argentina que disfruta de lo conseguido sin aflojar, porque quiere más y tiene con qué.








