Sara Flamenco

Muchas personas buscan adaptar su alimentación con el objetivo de perder peso, pero cada vez son más conscientes de la importancia de hacerlo de forma saludable. En lugar de recurrir a dietas extremas o soluciones rápidas, prefieren incorporar cambios sostenibles que les permitan cuidar su salud a largo plazo. Esta estrategia no solo ayuda a evitar deficiencias nutricionales, sino que también reduce el riesgo de sufrir el temido efecto rebote.

En este contexto, cada vez nos fijamos más en ciertos alimentos que pueden ayudarnos en este proceso. Uno de estos alimentos es el konjac, un ingrediente exótico que contiene menos de nueve calorías por ración y que casi no aporta carbohidratos o grasas. Es por eso que este ingrediente natural se presenta como una opción ideal para quienes buscan reducir calorías y garantizar una coherencia entre su entrenamiento, su alimentación y su estilo de vida.

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Conozcamos el konjac

Originario del sudeste asiático, el konjac es conocido en China y Japón desde hace más de 2.000 años. El secreto está en su fibra soluble, conocida como glucomanano, que, al llegar al tracto digestivo, forma un gel viscoso similar al de la chía. Esto produce una sensación de saciedad y contribuye a mejorar la digestión, regular el tránsito intestinal y ayuda a controlar el azúcar en sangre y reducir el colesterol.

El konjac puede ser el sustituto perfecto de la pasta, el arroz e incluso la harina, pero con la ventaja de ser casi libre de calorías. Al absorber hasta 50 veces su peso en agua, se convierte en un ingrediente que aumenta el volumen de tu plato sin sumar calorías vacías. El resultado son comidas ligeras, sabrosas y saciantes «favorecen el equilibrio metabólico y el bienestar general de quienes lo consumen», explica Elena Pareja, directora del Área de Nutrición de Metropolitan.

Cinco recetas saludables para incorporar el konjac en tu alimentación

1. Konjac salteado con verduras y tofu: saltea en una sartén konjac previamente enjuagado y escurrido con un chorrito de aceite de oliva. Añade tiras de pimiento rojo, calabacín y zanahoria. Incorpora cubos de tofu firme dorado previamente y sazona con salsa tamari, jengibre rallado y unas gotas de limón. Cocina todo junto unos minutos para que los sabores se integren. Es un plato ligero, saciante y lleno de nutrientes.

2. Ensalada fría de konjac con aguacate y pepino: enfría los fideos de konjac cocidos y mézclalos con rodajas finas de pepino, dados de aguacate y hojas de rúcula. Aliña con una vinagreta de aceite de oliva, lima, mostaza suave y una pizca de sal marina. Puedes añadir semillas de sésamo para darle un toque crujiente. Esta ensalada es refrescante, rica en fibra y muy baja en calorías, ideal para una comida ligera de verano.

3. Konjac estilo asiático con pollo al jengibre: saltea tiras de pechuga de pollo con ajo y jengibre rallado. Añade fideos de konjac escurridos, zanahoria en juliana y brotes de soja. Agrega salsa tamari y cocina unos minutos hasta integrar sabores. Termina con cebollino picado y unas gotas de aceite de sésamo. Esta receta combina proteínas magras con el bajo índice calórico del konjac, manteniéndola sabrosa y equilibrada.

4. Sopa ligera de konjac con calabaza y espinacas: hierve dados de calabaza en caldo vegetal hasta que estén tiernos. Añade konjac en formato de arroz o fideos, junto con espinacas frescas. Cocina por unos minutos y condimenta con cúrcuma, pimienta negra y un toque de jengibre. Esta sopa es baja en calorías, rica en fibra y antioxidantes, perfecta para una cena ligera y digestiva.

5. Konjac al pesto con champiñones salteados: lava y escurre bien el konjac tipo espagueti. Prepara un pesto casero con albahaca, piñones, ajo, aceite de oliva y levadura nutricional. Saltea champiñones en láminas hasta que estén dorados y mezcla con el konjac y el pesto. Sirve caliente o templado. Esta receta es cremosa, aromática y completamente vegetal, ideal para quienes buscan alternativas saciantes y sin gluten sin renunciar al sabor.

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