La gran mayoría de las noches, llegas a casa agotado por lo que, si no has previsto tu cena con la suficiente antelación, es probable que optes por platos rápidos y, en muchas ocasiones, poco saludables. Un sandwich mixto, embutido… y si te sientes sano, un yogur o una pieza de fruta. Esto te puede ayudar a salir del paso, pero si lo conviertes en tu tónica habitual, estás perdiendo una oportunidad de oro para añadir nutrientes de calidad a tu dieta. Y engordas.
Lo mejor es optar por una cena ligera y saludable, pero que contenta todos los nutrientes necesarios para que no te mueras de hambre a la media hora. Y no creas que es algo tan difícil, ya que puedes conseguir una cena completa y nutritiva rápidamente, si te esfuerzas un poco. Alguna vez puedes dejarte tentar por las opciones menos saludables, pero nunca tiene que ser lo habitual, siempre la excepción.
Al menos eso es lo que cree el doctor Manuel Viso, especialista en urgencias y hematología, que ha señalado tres platos muy populares que él evita siempre a la hora de la cena. Su tres prohibiciones seguras son: un plato de patatas fritas con carne frita, un plato de pasta con tomate y queso rallado y un vaso de leche con cacao y galletas. Veamos por qué.
Las tres cenas que nunca haría el doctor Manuel Viso
1. Un plato de patatas fritas con carne frita: suena bien, ¿verdad? Pues es una auténtica bomba para nuestro organismo. Tanto la carne como la patata no tiene por qué estar mal, el problema es la forma de cocinarla ya que el exceso de aceite le aporta demasiada grasa al plato, restándole también valor nutricional. ¿Qué tal patata al vapor y filete a la plancha?
2. Pasta con tomate y queso rallado: es el plato preferido de muchos niños, pero no nada recomendable para la noche. Bueno, en realidad no es nada recomendable en ningún momento. La pasta blanca normal tiene muchos carbohidratos y aporta muy pocos nutrientes, el tomate frito industrial lleva muchos azúcares y aditivos y el queso rallado que compras en el supermercado ni siquiera es queso. Prueba con unos espaguettis de trigo sarraceno o de lentejas, hazte tu misma la salsa de tomate casera y ralla una cuña de queso directamente.
3. Un tazón de leche con cacao y galletas: está buenísimo y nos hace regresar a las meriendas de nuestra infancia. Pero lo cierto es que no es la mejor opción para la noche. Tanto el cacao como las galletas carecen de los nutrientes que una cena precisa y aportan muchísimo azúcar que no es bueno para la salud. Aquí no os damos alternativa. Es un no y punto.
Cómo debería ser la cena ideal
Ya sabemos qué no hay que cenar pero ahora, ¿cómo sabemos elegir la cena ideal? En términos generales, una buena cena debería ser ligera, pero completa para que la digestión sea fácil de hacer y no interfiera en el sueño. Para ello, lo mejor es cenar siempre antes de las 21.00 y al menos dos horas antes de acostarte, para que el cuerpo tenga el tiempo suficiente para procesar los alimentos.
En cuanto a los nutrientes que debería contener tu cena, no puedes olvidarte de las proteínas magras como el pescado blanco, el pollo o el huevo. También está bien añadir una porción pequeña de carbohidratos complejos como arroz integral o quinoa y verduras que aporten fibra, vitaminas y minerales. Como colofón, un chorrito de aceite de oliva virgen extra o un poco de aguacate que agrege la cantidad de grasas saludables que necesita tu cena.
Este tipo de cena, nutritiva y completa, te ayudará a mantener tus niveles de azúcar en sangre estables, evitando de este modo que te entre hambre por la noche. Además, es importante evitar alimentos muy grasos, picantes o azucarados, ya que pueden dificultar el sueño y causar molestias digestivas. Y siempre que puedas, elige cocinar tus alimentos al vapor, al horno o a la plancha en lugar de freírlo. Aunque de vez en cuando, sí te puedes dar el capricho, claro.