No es obligatorio tener una relación de pareja y, como nadie te obliga, mantenerla debe sumar a tu felicidad, nunca restar. Eso no significa que no pasarás por momentos complicados, pero el cómputo debe ser positivo porque si no, hay algo que no está funcionando bien. Uno de los ejemplos más claros de malas relaciones o relaciones tóxicas, son aquellas en las que una parte de la pareja tiene que anularse para que todo funcione.
Eso no debería ocurrir nunca. Sí, es normal adaptar ciertas cosas de uno mismo por el bien común, tanto en tu pareja como en ti mismo, pero existen ciertas aspectos que forman la base de tu forma de ser que jamás deberían ser puestos en duda. No tienes que cambiar para estar con alguien, puesto que deben quererte como eres, no tratar de que te conviertas en otra persona. Por tanto, es importante establecer unos límites claros que no estás dispuesto a cruzar para cuidar de tu propia salud mental.
Los mínimos innegociables de la psicóloga Ángela Fernández
Esto es lo que la psicóloga Ángela Fernández denomina «mínimos innegociables». En uno de sus vídeos más recientes de sus redes sociales, la experta habla de cómo construir relaciones sanas poniéndote tú misma por delante. «Para empezar a construir esas relaciones sanas, necesitamos algo fundamental y es empezar a priorizarte. Es un factor clave aumentar tu autoestima y que tus relaciones sean un reflejo de un amor sano: el que vas a tener hacia ti«, comienza explicando.
De ahí que ella recomienda conocer cuáles son tus mínimos innegociables. «Los mínimos innegociables no son caprichos, son límites que no estás dispuesto a cruzar, cosas que son intolerables para ti, cosas que necesitas 100% para poder sentirte cómodo y a gusto en una relación», explica en el vídeo. No, tus mínimos innegociables no serán los mismos que los de tu pareja o tus amigas, por eso es imprescindible conocerte a ti mismo para conocerlos.
Y no solamente debes conocerlos, sino que tienes que saber «expresarlos con confianza y asertividad en una relación« para que tu pareja también los conozca y los respete. Para saber cuáles son, Fernández recomienda hacer una lista pensando en las relaciones que se han tenido en el pasado e imaginando cómo nos gustaría estar en una relación en el futuro. »Es importante que conozcas tus mínimos innegociables porque forman parte de lo que eres, de lo que necesitas y de cómo entiendes y vives el amor«, asegura.
Hay veces que tu entorno puede pensar que tu relación es maravillosa, que tu pareja es increíble y que teneis una vida muy feliz pero tú no te sientes completa. De eso se trata este ejercicio. «Aunque haya mil cosas buenísimas en la relación, si eso que es tan importante para ti no está presente es normal que sintamos ese vacío o esa insatisfacción constante«, dice Ángela Fernández. Y los otros no tienen por qué entenderlo porque quizá sus mínimos innegociables no coincidan con los tuyos.
Cómo saber cuáles son tus mínimos innegociables
Escucharte a ti mismo implica prestar atención a tus emociones, pensamientos y reacciones, tanto en tu relación de pareja como en cualquier otra relación. Si algo te hace sentir incómoda o insegura, no lo ignores. Aprende a identificar cuándo estás actuando desde el deseo de agradar o desde el miedo al conflicto. Para ello, es importante conectar contigo a diario: escribir, meditar o hablar contigo mismo. Estas prácticas te ayudarán a diferenciar lo que realmente necesitas de lo que otros esperan de ti.
Conocer tus límites emocionales, físicos y mentales es clave para mantener una relación sana. Pregúntate qué estás dispuesto a tolerar y qué no, y observa cómo te sientes cuando esos límites se cruzan. No temas ponerlos en palabras: comunicar con claridad y respeto lo que necesitas es un acto de amor propio y también hacia la otra persona. Un límite no es un castigo, es una guía para cuidarte y cuidar el vínculo.
Recuerda que tus límites pueden cambiar con el tiempo y está bien ajustar lo que necesites. El diálogo constante contigo mismo y con tu pareja favorece una relación basada en el respeto mutuo. No te exijas perfección: se trata de aprender juntos. Escucharte a ti mismo es una forma de construir vínculos auténticos, donde los dos os sintáis seguros, libres y valorados.