Tener (y mantener) el orden en casa es uno de nuestros grandes retos. No se trata solo de conseguir una estética preciosa en nuestro hogar que siga las tendencias de temporada o una manera de optimizar mejor el espacio del que disponemos: el orden es bueno para nuestro bienestar.
El mejor consejo de orden lo aprendí de mi abuela y aunque parece obvio, no puede ser más cierto: la clave para tener un hogar ordenado es no desordenar. Así, ante la visita inesperada de tu suegra, podrás presumir de ser la mejor discípula de Marie Kondo
.
Y es que si las nórdicas y escandinavas son las que han marcado durante año las tendencias en interiorismo, las japonesas son, con permiso de las norteamericanas y las francesas, las reinas del orden. Y no solo por los trucos de Marie Kondo: tienen los mejores los sistemas de organización fáciles
, rápidos y efectivos.
Trucos básicos de orden para el armario
Hemos repasado el método Kurashi o el Koromogae; hemos aprendido a ordenar el cajón de los tuppers y a optimizar el espacio del baño y, ahora, nos centramos en un sencillo sistema para nuestro armario que nos ayudará a que nos entre mucha más ropa y, lo más importante, que esté perfectamente organizada siempre.
Hay algunos consejos que ya nos sabemos de memoria, como categorizar nuestra ropa por tipo de prenda y colores, organizar ‘total looks’ que nos ayuden a ahorrar tiempo, colocar organizadores verticales para multiplicar el espacio, y usar joyeros y pequeñas cajas para guardar los complementos sin que se estropeen.
También tenemos claro que podemos conseguir más espacio si utilizamos las traseras de las puertas y los interiores de los armarios como
zona de almacenaje extra, así como los módulos inferiores, maleteros y fondos del armario para colocar en cestas las prendas que menos usas, evitando así estorbos innecesarios.
El método japonés de las cuatro cajas
Eso sí, como ya aprendimos hace años de Marie Kondo, antes de ponernos a ordenar el armario, hay que clasificar nuestra ropa y deshacernos de todo aquello que ya no usamos, de esos los looks con los que ya no nos identificamos más o, simplemente, los que ya no nos hacen felices.
Y no hace falta que abraces camisetas para ver qué te transmiten: solo necesitas ser honesta contigo misma y tener cuatro cajas vacías disponibles para, antes de comenzar con el proceso de organización de la ropa, clasificarla en prendas para guardar o colocar, para desechar, para donar y para vender.
La ropa que dejemos en la caja de guardar será la que pasa el filtro y entrará, bien organizada, en nuestro armario de temporada. O la que vamos a mantener para la temporada siguiente. La de desechar será aquella que no esté en condiciones óptimas para seguir ‘dando servicio’ y toque reciclar.
La ropa para donar y para vender será la que nos ayude a poner nuestro granito de arena en la economía circular: por un lado, están las prendas a las que creemos que pueden dar una segunda vida nuestras amigas o alguien que las necesite. Las últimas, por su parte, son aquellas que creemos que pueden un beneficio en alguna plataforma de segunda mano, bien porque estén en muy buen estado o porque sean de una firma de renombre o que se haya revalorizado con el tiempo.
Este ejercicio, que no te llevará más de diez o quince minutos, deberíamos hacerlo al menos un par de veces al año, con cada cambio de estación en nuestro armario, y lo deberemos aplicar tanto a la ropa de temporada que vamos a colocar, como con aquella que toca guardar hasta el año que viene.